Rojitas las orejas.

cr7
Una buena educación jamás debería ser privada de una bofetada a tiempo. Corriendo un tupido velo sobre la moción de censura que me va a caer por semejante afirmación, entiendo que queramos llevar al Real Madrid montado en un unicornio porque la modernidad aprieta, pero ha llegado el momento de hacer volar la zapatilla por el pasillo de nuestro humilde hogar. Ese vuelo rasante de alpargata a cuadros del Carrefour que pasa rozándote la jeta, y cuya carga de violencia de andar por casa te cambia la vida, es un paso necesario en el expediente de Zinedine Zidane como entrenador del Real Madrid. 
Me cuentan mis pajaritos apilados a las puertas de Desembarco del Rey (o frente a Mega de madrugada, porque hay gente para todo) que la bronca llegó, eso sí, como un susurro de Charles Aznavour. Que Dios me libre de aleccionar a las multitudes sobre cómo hay que quitarse el cinturón, pero estamos en el momento y en el lugar como para hacerle saber a la defensa, que los que han votado pasarse más días de feria son los sevillanos, que en el centro del campo alguien va a tener que entonar el mea culpa en eso de jugar, ya no al fútbol, si no a algo con un propósito, y que necesitamos más vitamina B y C llegada a tiempo la caducidad de la excusa de no haber tenido pretemporada. Si no, vamos a volver a pasar hambre. Las tablas, para el flamenco, que no estamos ya en edad de que un Eibar nos toque las palmas. Rojitas las orejas para el Madrid, porque aún no ha llegado el frío y ya estamos bajando la pendiente embrutecidos de un placer pasajero desde mayo a principios de septiembre. Zizou, descálzate y hazla volar.

1 comentario en «Rojitas las orejas.»

Deja una respuesta