Ni un día de tregua para el Madridismo

Ni un día de tregua para el Madridismo

tregua para el Madridismo

Tras la brillante clasificación del Real Madrid para la finalísima de la Champions, desgraciadamente para el Madridismo no hay tregua ni respiro por parte de las huestes de la Prensa, que sigue erre que erre tratando de tirar por tierra nuestra histórica gesta.

De nada ha servido que el Madrid haya logrado la difícil tarea de llegar a una final, la tercera en cuatro años, ni que nuestro querido club tenga la posibilidad de lograr repetir título continental, algo que nunca se ha producido en la historia de la competición (al menos desde que arrancó el actual formato en la temporada 1991/1992).

En absoluto. Con el cadáver deportivo del Atleti aún caliente y, a pesar de la contundencia del resultado final y del dominio global del Madrid sobre el “Equipo del Pueblo”, la maldita Prensa no sólo no ha valorado mínimamente lo ocurrido sino que ha apretado el acelerador, en su afán de enmerdar el club.

Aunque, honestamente, he de confesar que no esperaba menos. De hecho, el trato vejatorio hacia el Madrid y el doble rasero con respecto a todo lo que rodeó a la eliminatoria esta semana, especialmente nada más acabar el partido de ida, ha sido flagrante y vomitivo.

Un trato, que ha dado la sensación para que cualquiera que no viviese en este planeta, pudiese llegar a hacer creer que el Real Madrid no era un equipo español sino de un país bien lejano (y odiado). Ya lo pudimos ver en 2014 y 2016, donde la Prensa, como ahora, tomó partido clarísimamente por el Atlético de cara a las finales de Lisboa y Milán.

Sin embargo, los triunfos madridistas y los títulos acallaron mínimamente los debates y, aunque fue por apenas dos o tres días (los de las celebraciones vividas en Madrid, en su mayor parte), el Madridismo tuvo al menos tiempo para disfrutar de sus victorias. Poco, pero suficiente al menos para mostrar al mundo nuestra inmensa felicidad.

Ni justicia ni respeto

Ahora ha sido diferente. No habían transcurrido cinco minutos del pitido del final del partido y la Prensa, en su absoluta mayoría, ya estaba debatiendo sobre la posibilidad de que Isco no juegue la Final, dado que Gareth Bale, el gran apestado para esta gentuza de estos últimos meses,  tendrá que jugar sí o sí, debido en gran parte a que, una vez más, en el Madrid no hay justicia ni respeto.

Efectivamente, tras pasarse una temporada entera desposeyéndonos del gusto por el fútbol puesto que nunca jugamos a nada, de los méritos de las victorias, dado que sólo ganamos por la Flor de Zidane y tampoco tenemos ni modelo ni dirección deportiva ni rumbo, ahora toca apretar el acelerador.

Pero claro, a pesar de estas patrañas y, pase lo que pase en Cardiff y en estos tres partidos que quedan de Liga (dos de ellos bien duros ante Sevilla y Celta), el Madrid ha firmado una excelente temporada que desbarata estos ridículos argumentos, ahora nos desposeen de elementos más “profundos”.

En primer lugar, los valores. Después del maldito mosaico del Bernabéu, donde lejos de insultar a nadie se exponía simplemente la verdad de unos hechos probados (los triunfos incontestables en Lisboa y Milán), hemos tenido que aguantar numerosos atropellos.

Entre ellos, el ver que un tipo procesado por amaño de partidos como Gabi, jaleado por toda la Prensa, y el propio club rojiblanco, hayan puesto en tela de juicio nuestros valores. Especialmente los de la humildad, la lucha y el sacrificio.

En segundo lugar, y para más inri, hemos tenido que ver cómo se han atribuido en exclusiva sentimientos como la pasión y el amor a unos colores. Como si ellos y sólo ellos tuvieran el patrimonio de lo que es gozar -y sufrir- por un equipo.

Algo que ya hizo otro Maestro Ciruela –si, ése que no sabía escribir y montó una escuela- como Gerard Piqué. Un jugador santo y seña del único equipo de fútbol condenado en firme como institución por fraude, que tuvo el tupé de cuestionar públicamente los valores de nuestro club, arrogándoselos en exclusiva.

Y eso a pesar de que la práctica totalidad de los presidentes de ese club, desde la muerte de Franco hasta nuestros días, han sido condenados por muchos y variados delitos y no hay día que no nos desayunemos con algún escándalo sobre alguno de sus integrantes.

Lo que más rabia me da es que además de no estar en absoluto calificados moralmente para dar lecciones de ética al contado, estos pájaros han patrimonializado estos valores, universales al mundo del Deporte, y se los han apropiado indebidamente, con la connivencia cobarde y el aplauso fácil de la Prensa.

La tristeza del demérito

Pero ésa no es la cuestión, al menos la principal. Volviendo al tema, quiero centrarme en el hecho que, a pesar de la contundencia del resultado global de la eliminatoria (4-2 a favor del Madrid) y al dominio que en casi dos tercios de la eliminatoria tuvimos sobre el Atlético, no se nos ha concedido el más mínimo reconocimiento.

Es más, las palabras de elogio, las felicitaciones y, sobre todo, la sensación de merecimiento han sido en su mayoría para el “Cholo”, para su equipo y, ojo al dato, para una afición que, por lo visto, sólo por el hecho de animar nos ha ganado un duelo inventado por la prensa. Como si nuestra afición no hubiese estado unido al equipo como una piña ni hubiese animado como única voz en la ida.

En el Madrid, a pesar del triunfo, todo han sido críticas. Lo de siempre. Que si el Madrid fue arrollado por el Atleti (a pesar de que sólo fueron 15-20 minutos frente a un total de 180 jugados entre ambos partidos), que si el Madrid no jugó bien, que si debió jugar tal o cual jugador y que fulanito fue un lastre.

Además, y a diferencia de la ida, en la que el protagonismo corrió a cargo del árbitro por no echar a Ramos a pesar del contundente resultado y el apabullante despliegue de juego madridista que borró del mapa literalmente al Atleti,  el miércoles por la noche nadie quiso acordarse de Çakhir. Sencillamente, como el día de Aytekin con el día de la famosa “Robontada”, no tocaba…

Nadie en la Prensa mencionó, ni siquiera de soslayo, el permisivo arbitraje del colegiado turco )“valiente” para algunos como Manolo Lama o Walter García, éste en nuestro propio podcast). Como tampoco nadie hizo referencia alguna al festival de marrullerías que gentuza como el citado Gabi, Godín –que estuvo a punto de desgraciar a CR7 tras un codazo infame-, Saúl, Carrasco o Torres desplegaron durante todo el partido.

Todas esas “incidencias” quedaron amortizadas a título de inventario y, como suele ocurrir cada vez que el Madrid juega contra el Atleti, los detalles arbitrales o se tapan o se subvierten, como ha pasado sin ir más lejos con el pique que se produjo entre Cristiano Ronaldo y Fernando Torres.

Un pique en el que el querido Niño, en una actitud macarra y chula, impropia de un profesional de su edad, trató de provocar a CR7, llamándole payaso y empujándole con su cabeza. Afortunadamente, el astro portugués se tomó con humor el episodio, espetándole un “Para casa”. Pues bien, para la Prensa el provocador fue Cristiano y nadie ha osado criticar a Torres.

El derecho a disfrutar de nuestras victorias

A pesar de toda esta basura, quiero reivindicar el derecho del Madridismo a disfrutar no sólo de una merecida tregua sino de la felicidad que supone volver a repetir una Final europea y a seguir soñando. Y como dijo el gran Real Marcos en su exitosa respuesta al texto de la famosa Carla “Que nada ni nadie nos quite la manera de disfrutar de nuestro Real Madrid”

Por ello, desde mi modestísima atalaya en esta ventana que Meritocracia Blanca me brinda, quiero permitirme la licencia de recordarle al Madridismo que reflexione seriamente dónde se informa y qué prensa deportiva consume.

Que tenga claro, eso sí, que cada periódico deportivo que se compra (especialmente de esos que algunos siguen considerando madridistas), cada minuto de radio deportiva que se escucha o cada click que se da en alguna de las webs de esos citados periódicos, son un soplo de vida que se le regala a los que tanto nos odian y nos desprecian.

Desde luego, medios para informarse del Madrid desde el punto de vista del Madridismo , afortunadamente desde hace tiempo ya, hay alternativas, con independencia de su estilo o línea editorial.

Esta desde la que escribo, con absoluta libertad dicho sea de paso, es una de éllas. Como sus podcasts. Pero hay muchos medios más, cada uno con su propio estilo y “línea pastoral”.

 Casi todos integrados por gente anónima, amateurs sin más ánimo que defender al Real Madrid y con el único hilo conductor del MADRIDISMO como leit motiv. Sin más y con mayúsculas, que es justo de lo que adolecen nuestros medios tradicionales.

Así pues, webs como Objetivo Cibeles, La Galerna, El Diario de Mou, El Debate Blanco, El Quinto Grande y tantos otros. Podcasts como los de las citadas webs o el imprescindible El Radio de Richard Dees. Y prensa de papel como la publicación de mi admirado Dani Benavides, Madridista Real. Ellos sí merecen nuestro apoyo.

El resto, ni agua.

@djmontero


 

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4 comentarios en «Ni un día de tregua para el Madridismo»

  1. Como reza el dicho en todas partes se cuecen habas. En Sudamérica los comentaristas de las dos principales cadenas deportivas de TV, en su gran mayoría provienen de un solo país (sudamericano y de habla hispana); y aparentemente siendo más hinchas que periodistas, ya sabemos a quién y a que equipo idolatran. No son capaces de valorar la grandeza de la historia y la contundencia de los títulos; pero ya quisieran estar siquiera cercanos a una duodécima! En Sudamérica también se lo quiere al Real Madrid, no llegará nuestra voz pero nuestro aliento estará presente. Hala Madrid! Hasta el final!

  2. Soy nicaraguensey mi equipo español es el Real Madrid. Me gusta tu estilo y capacidad de análise, muy madura y objetiva, lejos de concetos peroyativos o descalificaciones. Hala Madrid!!

  3. Puff, y por no decir lo de los incidentes del Frente atletico (y no solo del Frente atletico,…). Pero como los que la lían no son del Real Madrid, no pasa nada… Y mientras, los del Frente arrancando asientos (lo que hacen ellos parece que es gracioso, aunque tengan varios muertos a sus espaldas…). Lo que hay que oir.

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