Sine die Zidane

Se suele decir que es la perspectiva del tiempo lo que permite tomar consciencia de la verdadera magnitud de las cosas. Del mismo modo que para contemplar una gran obra pictórica, es necesario tomar cierta distancia respecto de ésta. Lo que viene siendo “alejarse del cuadro para aproximarse al artista”.

A lo largo de la historia todo genio careció del reconocimiento suficiente en algún intervalo de su vida. Ya sea por envidias o rencores de los enemigos en la contienda que, cuando pierden, nunca darán la mano.

Podría uno esforzarse e intentar comprender las causas que provocan este fenómeno, analizar el entorno, el momento, o cualquier situación significativa para asumir el porqué el artista en cuestión es recibido con cierto recelo por parte de la opinión popular.

Si aludimos a Zinedine Yazid Zidane (Marsella, 1972) de profesión ex-futbolista profesional, damos con la silueta de alguien que reinó en su era, un genio que pasó por encima de cualquier crítica con la misma elegancia que tenía con el balón en sus pies.

Apenas habíamos superado el primer lustro del Siglo XXI cuando el astro de origen franco-argelino decide colgar las botas. Por entonces, la eminencia se había consolidado, absolutamente nadie ponía en duda su legado, de la misma manera que nadie osaría hacerlo sobre el de Leonardo Da Vinci, B.B. King o el de Michael Jordan. Quedó patente que estábamos ante una de las personalidades más importantes de la historia moderna.

Zidane

Corre el año 2013 cuando se anuncia que Zinedine Zidane volverá a estar ligado activamente al mundo del fútbol, esta vez como segundo entrenador de Carlo Ancelotti, en el club donde alcanzó las cotas más altas de gloria en su etapa de jugador. El mito regresaba, estamos de enhorabuena, los niños sonríen, el futbol recupera un gran icono, y La Liga vuelve a contar (aunque sea en un papel diferente) con uno de los mejores profesionales que participaron en ella.

Pero no es oro todo lo que reluce. Al menos no puede serlo si se trata del Real Madrid.

“¿Para qué viene Zidane? si nunca ha entrenado en su vida!”, “Lo de Zizou es maniobra mediática, se nota a leguas…”, “Hombre Floren, debes superar ya tus traumas de la etapa de los galácticos”.

En Junio de 2014, Zidane deja de ser asistente del italiano, y toma las riendas del Real Madrid Castilla que milita en Segunda División B, donde permanecería una temporada y media en el cargo.

Pero esto no era más que la antesala del gran momento, estábamos degustando los entrantes antes del gran plato principal que nos iban a servir un 4 de enero de 2016. Ahora sí que sí, en medio de una temporada muy agitada en el ámbito deportivo, y con Rafael Benítez todavía quitando sus pertenencias del despacho, al presidente del Real Madrid no se le ocurre mejor idea que nombrar a Zinedine Zidane como entrenador del primer equipo.

Yo me pregunto, ¿cómo puede un club como el Real Madrid otorgar los mandos del equipo a un entrenador cuyo bagaje era haber entrenado al equipo filial?, deberían aprender del modelo deportivo del FC Barcelona, que en su momento nombró entrenador a Josep Guardiola, cuyo bagaje era haber entrenado al equipo filial.

Es una aberración, un verdadero acto de irresponsabilidad por parte del club, ya que la experiencia de Zinedine Zidane en un banquillo de primera división fue en la etapa como segundo entrenador. Esto contrasta nuevamente con la sensatez e inteligencia que tuvo el FC Barcelona, cuando confiaron en Tito Vilanova, cuya experiencia en un banquillo de primera división fue en su etapa como segundo entrenador. Si es que no hay color.

Florentino coloca una figura mediática al frente de la institución para ocultar todas las carencias en cuanto a modelo de club, barre y mete la basura debajo de la alfombra para tapar vergüenzas.

Pero es imposible que un auténtico (?) Madridista, de esos que cada día desayunan hojeando el As que llevan debajo de la manga, pueda aceptar toda esta parafernalia y ver como el club está a la deriva sin timón ni timonel.

Será la perspectiva del tiempo la que dictamine cuán importante habrá sido el legado de este entrenador en la historia del club, de momento no se visualiza el final de su andadura, por lo que el juicio a Zinedine queda aplazado sine die.

Si bien es cierto que a todos les emociona la foto de Zidane rematando aquel balón de La Novena en Glasgow, y es recordado con gran añoranza, es importante recordar, tal como advertimos anteriormente, que no es oro todo aquello que reluce, en tal caso puede que lo que veamos relucir no sea más que unos pocos trofeos con grandes asas y la calva de un señor que, a día de hoy, no ha ganado todavía a La Roda CF.


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