Agravios comparativos

 

Con el pistoletazo de salida a la nueva edición de la Champions League hemos vuelto a asistir a viejas costumbres o mejor dicho, viejos milagros que, de forma recurrente, se han venido produciendo, especialmente en los medios españoles.

Así pues, se da la curiosa circunstancia de que, año tras año, como si del milagro de Lázaro y su portentosa curación se tratase, los rivales contra los que jugó el Real Madrid en ediciones pasadas de la competición europea, pasan de ser poco menos que enemigos indignos a grandes campeones y poderosos rivales cuando se enfrentan a otros equipos españoles.

Este fenómeno es especialmente significativo cuando el rival contra el que nuestros, hasta entonces, indignos enemigos es el FC Barcelona, en cuyo caso, además de levantarse y andar como hizo el fiel Lázaro en las Escrituras, se someten a estrictos tratamientos de adelgazamiento, que les convierte como por encanto, en rivales temibles y poderosos.

De “bacalada infame” a “bicampeón de Europa”

El último pero no menos escandaloso caso lo vivimos ayer en el Nou Camp, cuando la acabadísima Juventus de Turín, que fue goleada en la Final de Cardiff por el Real Madrid a principios de junio, pasó de ser un equipo menor a, como dijo el ínclito y presuntamente madridista Antonio Esteva, “todo un bicampeón europeo”.

Pero esta forma de referirse a los rivales del Barça no es exclusivo del polémico locutor del Grupo Atresmedia. En absoluto. Anoche asistimos al bochornoso espectáculo de ver cómo prácticamente toda la panoplia de presentadores y comentaristas de prácticamente todos los medios de comunicación españoles glosaron la ímproba gesta europea que supuso el 3-0 que los culés le endosaron anoche a la Vecchia Signora en el Nou Camp.

Y es que resulta curioso, o cuando menos divertido, ver cómo estos mismos personajes que 24 horas antes de la Final le daban como gran favorita a la Juventus, muy por encima del Real Madrid (que como todos sabemos ni juega a nada ni tiene proyecto deportivo ni modelo ni nada), nada más finalizar aquel partido, no tuvieron empacho en decir que esa misma Juventus era una “bacalada infame” o un equipo acabado, lleno de jugadores “mayores”, como afirmó, sin ir más lejos, el Pope Segurola.

Sin embargo, hete aquí que el capricho del destino quiso enfrentar en la fase de grupos de la Champions de este año al Barça y al campeón italiano. Eso sí, una Juventus que, en mi modesta opinión, saltó al campo con bastante peor plantel que el que, dicho sea de paso, eliminó al Barça en cuartos de final del pasado año, dándole un soberano baño, en la ida y en la vuelta.

En concreto, esta Juventus afrontó el partido de ayer no sólo con bajas importantes en su plantilla con respecto a la de la pasada temporada (Bonucci o Alves por ejemplo), sino que además hubo que sumar otras puntuales, por distintos motivos, como Chiellini o Khedira. Un gran hándicpa al que además habría que añadir el terrible lastre de contar en su punta de ataque con ese fardo deportivo que es Gonzalo Higuaín, al menos en lo que a Champions se refiere.

Esto hizo que el once inicial del campeón italiano no fuese tan competitivo como se esperaba en un primer momento. Sin embargo, eso que en otras ocasiones ha sido motivo más que suficiente para el desdoro y demérito de nuestros triunfos, no fue tenido anoche en cuenta por los cronistas patrios. Periodistas que se han aplicado a fondo en elogiar, como digo, este triunfo al que incluso muchos sitúan a la altura del 4-0 que el Madrid le endosó en Cardiff y que valió para que la Duodécima luzca hoy en las vitrinas de nuestra Sala de Trofeos.

Y qué decir de la actuación de Messi. Estelar, sin duda, como casi siempre pero al que se le ha vuelto a subir a los altares del fútbol mundial una vez más por el gran mérito que supuso que pudiese anotar dos de los tres tantos ante Gianluigi Buffon, el único de los grandes porteros mundiales a los que aún no había conseguido batir.

Desgraciadamente, estos mismos elogios desmedidos y esta enésima catarata de almíbar derramada en los medios para con el astro argentino, distan mucho de los cicateros comentarios e incluso desprecios que recibió Cristiano Ronaldo cuando también anotó otras dos dianas ante el mismo portero, solo que en la Final de Champions.

Aunque es lógico, sobre todo si tenemos en cuenta que Buffon, otro al que según esta gente el fútbol le debía una Champions -e incluso un Balón de Oro- en vísperas de la Final pasó a la categoría de jubilado de tercera nada más acabar el partido.

Ah, por cierto, hablando de agravios comparativos. Espero ansioso las duras críticas y los reproches que los periodistas lanzaron en su día contra Cristiano Ronaldo a cuenta de su presunta “agresión” a De Burgos Bengoechea tras su injusta expulsión en la ida de la Supercopa y con las que justificaron su dura sanción de cinco partidos.

Pero claro, todos sabemos que no se puede tocar a los árbitros. Salvo que seas Messi y juegues un partido de Champions. En cuyo caso, además de poder insultarles -como hizo por ejemplo Luis Suárez- puedes agarrarle del hombro y zarandearle para exigirle una tarjeta amarilla para un rival. En ese caso, silenzio stampa. Y si no, al tiempo…

El Madrid y  los “brasileños disfrazados” de Nicosia

Por último, y aprovechando que el Real Madrid se enfrenta al Apoel Nicosia en su primer compromiso europeo de la temporada, no quería acabar este artículo sin recordar las palabras del citado Santiago Segurola vertió sobre nuestro rival de hoy cuando se enfrentó a su adorado FC Barcelona, también en la Fase de Grupos de la máxima competición continental de la temporada 2014/2015.

Este mítico gurú y “maestro de periodistas” tuvo el descaro y la desvergüenza ´-porque no cabe otro calificativo- de referirse al campeón chipriota como “equipo de brasileños disfrazados”, ante la imposibilidad de admitir que el Barça había tenido suerte en el sorteo (sí, ésa que por lo visto sólo le sonríe al Madrid gracias a sus “bolas calientes”) y que iba a poder afrontar un par de plácidos partidos.

No, esas cosas sólo le pasan al Real Madrid. El único equipo de Europa cuyo omnímodo poder federativo permite que le toquen peritas en dulce como el Apoel. Un equipo del que, al menos hoy, nadie discute que es lo más parecido al Escalerillas que le podía haber caído en suerte al Real Madrid y que, por tanto, todo lo que no sea golearles por 9-0, deberá ser considerado como un gran fracaso.

En definitiva, nada nuevo bajo el sol salvo un nuevo agravio comparativo que hay que añadir a la gran lista que integran el ya inolvidable “equipo de gordos” que era el Manchester City de la temporada 2015/2016, la “legión de viejos” que supuso el AC Milan de la 2010/2011 de o la banda de imberbes integrada en el Ajax de la 2012/2013, frente al todopoderoso equipo de Guardiola, el heptacampeón europeo o el inolvidable exequipo de Johan Cruyff.


 

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