La tapadera

Este fin de semana hemos asistido a uno de los ejercicios de cinismo y desvergüenza más espectaculares que recuerdo en mi vida a cuenta del enésimo escándalo arbitral que se da en la Liga española, una de las más adulteradas y podridas del planeta, a causa de un sistema -casi un Régimen- corrompido hasta el tuétano.

Pero contrariamente a lo que podría pensarse, ya que ni siquiera un marciano recién aterrizado del planeta rojo dejaría de saber que al Barça no le concedieron un gol legal en Valencia, mi referencia al escándalo no se refiere precisamente a dicha incidencia, que existió y fue palmaria a favor de los de Valverde. Mi enfado radica únicamente con el tratamiento que prensa y el propio estamento arbitral, a cargo de su presidente, el ínclito Victoriano Sánchez Arminio, han dado a lo ocurrido en Mestalla el pasado domingo.

Resulta que, ahora que el Equipo del Régimen ha sido perjudicado gravemente por vez primera en 13 jornadas por un error arbitral, se ha producido una de las mayores escandaleras mediáticas de este año, con prensa y expertos arbitrales rasgándose las vestiduras y, como dice el Evangelio, “con llanto y rechinar de dientes” por todas partes.

Y es que resulta vergonzoso que se monte ahora el gran pollo porque un árbitro se ha equivocado en contra de uno de los equipos que más beneficiados ha resultado, de forma directa o indirecta, a causa de las actuaciones arbitrales en los últimos 13 años. Especialmente desde que en 2004 el equipo que goza de la mayor impunidad arbitral que se recuerda en Occidente, cambió el sentido de su voto y traicionó la disciplina de la LFP en su apoyo a Gerardo González Otero en las elecciones a la presidencia de la RFEF de aquel año.

Baste leer las estadísticas sobre el Saldo Arbitral que nuestros compañeros Maketo Lari (@maketo_lari) y Juan Pablo Frutos (@juanpfrutos) han venido publicando últimamente en Twitter y en nuestra web hermana de Objetivo Cibeles, y de las que algunos medios y periodistas del stablishment se están empezando a hacer eco públicamente, para saber de qué estamos hablando.

Si algo llevo peor que los lloros y lamentos, absolutamente justificados dicho sea de paso aunque ciertamente mentirosos como el de Jordi Alba, es el despliegue mediático y el circo que la gran mayoría de los medios de comunicación españoles  (y meto en el ajo a radio, prensa escrita, Internet y TV), que se ha producido a causa de el error del colegiado Iglesias Villanueva al no apreciar cómo el balón de Messi entra casi medio metro en la portería de Neto.

Da asco y abochorna cómo los medios, ahora sí, denuncian públicamente el daño que los árbitros pueden causar -y de hecho causan- a la competición con este tipo de errores. Vaya, resulta que, como Saulo se han caído del caballo camino de Damasco y han visto la luz y exigen cambios en el sistema. Un sistema que, curiosamente, hasta el domingo era casi modélico, ejemplar y fuera de toda sombra de duda sobre su limpieza y que el Madridismo llorón quería enlodar únicamente para tapar su mal inicio liguero…

Pero es que la hipocresía de esta gente ha llegado a tal extremo que estos desaprensivos al micrófono y la pluma, ahora exigen a voces y con grandes caracteres tipográficos exactamente lo mismo que, por ejemplo, pidió de forma bastante más amable el presidente del Real Madrid en una entrevista en la COPE hace apenas un par de meses.

En dicha entrevista, Florentino Pérez abogaba por una necesaria modernización del estamento arbitral, por su transparencia a la hora de hacer las designaciones y establecer los criterios para los ascensos y los descensos, pero su razonable petición fue manipulada y se vendió que aquello era una presión intolerable del Real Madrid sobre el mundo del Arbitraje.

Pero ahora que el perjudicado es el Barça todos estos mismos que en tropel criticaron a Pérez, ahora exigen al unísono exactamente lo mismo. Qué casualidad, ¿verdad? Sin embargo, nada les importa. Ni siquiera el hecho de haber elevado la indignidad profesional a la categoría de arte, tal y como algunos han llevado a cabo estos últimos días.

La infecta doble vara de medir de siempre

Qué contraste con el trato informativo que esta misma gentuza le ha venido dispensando al Real Madrid que, a diferencia del Equipo del Régimen, lleva sufriendo una auténtica persecución arbitral desde el mismo día en que empezó la temporada.

El ataque arbitral al Real Madrid no para desde el intento de atraco de De Burgos Bengoechea en el partido de ida de la Supercopa en el Nou Camp. Un atraco frustrado que, si bien no logró su propósito a pesar de regalarles un penalti imaginario y dejarnos con 10, se puede decir que nos privó durante cinco partidos de nuestra estrella, algo que luego pagamos en el inicio de Liga.

Desde que, como digo, arrancó la temporada 2017/2018, el Real Madrid ha salido prácticamente a robo por partido, especialmente en el aspecto sancionador.

Los de Zidane han tenido, cuando menos, muy mala suerte a la hora de que los colegiados apreciasen como penaltis al menos 20 jugadas polémicas en áreas rivales, además de tolerar cobardemente la agresividad de sus rivales, que han podido agredir, patear, agarrar y zarandear a los nuestros en gran cantidad de partidos sin ser sancionados como corresponde (y como sí han sancionado esas mismas jugadas ante los jugadores de otros equipos).

Errores “buenos” y “malos”

Estas 13 jornadas de Liga (y las dos de Supercopa) están trufadas de una serie de errores que, como en el caso vivido en Mestalla, fueron como mínimo igual de graves y condicionaron seriamente los resultados de gran parte de esos partidos y contra los cuales, la misma prensa que salió en tromba quejándose de lo ocurrido este fin de semana, no sólo ha callado miserablemente sino que ha tachado de llorones, quejicas y conspiranoicos a todos los que veníamos denunciándolo, especialmente a través de las redes sociales.

Nadie se rasgó las vestiduras, por ejemplo, cuando este mismo Valencia se marchaba de vuelta a casa en la segunda jornada con un punto en la buchaca merced a tres claros penaltis que Fernández Borbalán dejó sin sancionar, dos de ellos de Manual, que impidieron a los de Zidane sumar los tres puntos. Ni cuando Hernández Hernández, otro viejo amigo del barcelonismo, tuvo a bien señalar dos derribos claros (a Theo Hernández y a Ramos) en el área del Levante el día que el Madrid acabó con empate a un gol en el Bernabéu y la brecha con el Barcelona se iba abriendo cada vez más.

Pero menos aún ví a ningún juntaletras indignarse cuando un no menos infame arbitraje de Mateu Lahoz, de nuevo en el Bernabéu, nos privó de ver cómo al menos uno de los tres penaltis que se produjeron en el área del Real Betis podía “abrir la lata” en un partido que se había puesto cuesta arriba, con el equipo de Setién encerrado en su área y perdiendo tiempo que, dicho sea de paso, no se descontó más que para darle a los verdiblancos la oportunidad de marcar el único gol del partido y salir derrotados en casa por vez primera en esta Liga.

Y podía seguir con los errores arbitrales de Girona, donde si bien el Madrid jugó su peor partido de la temporada, vio cómo con 0-1 a favor un defensa local sacaba impunemente con el brazo un gol cantado cuando la pelota entraba en la portería y, prácticamente, en la siguiente jugada el Girona empataba el encuentro. Y en ese mismo partido, el gol que le dio el triunfo a los catalanes era marcado minutos después en un flagrante fuera de juego. Por no hablar del festival de patadas y faltas tácticas (hasta 21) que el colegiado dejó sin sancionar con amarilla.

Tampoco hubo escandalera alguna cuando ante el otro Equipo del Régimen, el Atlético de Madrid, el Real Madrid sufrió un nuevo revés arbitral a manos, cómo no, de Fernández Borbalán. Parece mentira que nadie llamase al orden al estamento arbitral después de que el equipo que preside ese ínclito personaje que sale en todas las grabaciones del Caso Soule y que anda metido en tejemanejes políticos como el famoso ático de Francisco González, ex-presidente de la Comunidad de Madrid y actualmente en prisión, se vio favorecido claramente por la actuación del colegiado andaluz.

Todo lo contrario. Esas actuaciones arbitrales -y me ciño sólo a las de aquellos partidos que nos costaron puntos en contra- no adulteraron la competición. Da la sensación de que nadie se vio afectado por el hecho de que tantos errores graves hayan sido claves para que 13 jornadas después del inicio, el Real Madrid se encuentre a ocho puntos de su gran rival.

El mal juego como coartada

La excusa “oficial”para este infame silenzio stampa es que el Madrid no jugó bien y, por tanto, está donde está exclusivamente por deméritos propios. Un argumento que no puede ser más falaz ni más torticero dado que, aun reconociendo que los de Zidane no desplegaron su mejor juego en dichos encuentros y, en general, en este inicio de temporada, eso no puede ni debe ser óbice para reconocer que, quizás con otros arbitrajes, el Madrid habría obtenido mejores resultados y el juego habría sido sin duda más “florido”.

Como si jugar mal -y dando por bueno el concepto de “juego bueno y malo” que tiene la prensa- otorgase una especie de patente de corso a los árbitros para poder triturar al Real Madrid y prohibirle quejarse de los arbitrajes.

Que es mucho más fácil jugarle a un equipo que, como el Levante o el Betis, e incluso el Girona (contra el que como dije antes, hicimos el peor partido de la temporada) se te tiene que abrir porque a los 10 minutos ya vas ganando por 1-0 o incluso 2-0 y un árbitro te concede, por ejemplo, un penalti cuando menos dudoso, te conceden el primer gol en un claro fuera de juego o después de haber salido un metro por la línea de fondo, como le ha pasado a este Barça triunfal de inicio de temporada ante rivales rocosos como Alavés, Espanyol o Málaga, sin ir más lejos.

Nadie se acordó de denunciar públicamente el lamentable estado del arbitraje español y su ausencia de medios en ninguno de los casos anteriores. Pero héte tú que ha sido verse perjudicado el FC Barcelona y montarse la Marimorena, con gran escandalera generalizada y con el presidente de los árbitros, Sánchez Arminio, el brazo ejecutor del Villarato, de tourné por las radios y televisiones nacionales para darle más bombo si cabe a lo ocurrido.

Sin embargo, todo lo que se ha hecho es usar este error en Mestalla, donde dicho sea de paso, al Valencia le escamotearon un claro penalti de Umtiti a Guedes, quien por cierto ha acabado pasando por el quirófano a causa de esa jugada, como una gran coartada para tapar todo lo ocurrido durante estos meses y meter en el mismo saco los errores habidos a favor y en contra de ambos equipos. Una gran patraña porque esa balanza en la que ahora el mantra más repetido es “los grandes no tienen derecho a quejarse de los árbitros” o “los árbitros pitan siempre a favor de los grandes” está absolutamente descompensada. Y no precisamente a favor del Real Madrid.

Una misma jugada, diferente trato informativo

Confieso, pues, que he sentido vergüenza ajena por ver cómo este sistema, insisto, absolutamente corrompido, no podría haber llegado hasta donde ha llegado de no haber existido la corrupción mediática que vivimos, con una prensa vendida miserablemente al Régimen.

En este sentido, recomiendo encarecidamente la escucha de El Radio de Richard Dees del pasado lunes 27 de noviembre, en el que su autor realizó un ejercicio que retrata bien a las claras cómo las gastan los medios a la hora de valorar los errores a favor y en contra del Real Madrid…y del Barça.

Para ello, Dees expuso las grabaciones de los cuatro grandes programas de retransmisión futbolística de la radio española del sábado en el Madrid-Málaga y del domingo entre el Valencia y el Barça, esto es, Tiempo de Juego (COPE), Carrusel Deportivo (SER), Radioestadio (Onda Cero) y Marcador (Radio Marca).

Repugna escuchar cómo narraron los errores de Gil Manzano en el Bernabéu, dejando sin señalar dos claros penaltis a favor de los blancos por sendos derribos de Lucas Vázquez y anulando un gol legal a los de Zidane por un inexistente fuera de juego del mismo Lucas….y de cómo se narró el gol anulado al Málaga por falta clara de Baysse a Carvajal al filo del descanso.

Resulta bochornoso ver cómo mientras las jugadas del Madrid se iban yendo al limbo, los comentaristas que, por supuesto, no veían nada punible a priori como suele ser habitual, al ver las repeticiones guardaban un religioso silencio o directamente cambiaban de tema.

En todos los programas, sin excepción. Sin embargo, ante el gol anulado -insisto, correctamente- al Málaga no dudaron en hablar de escándalo arbitral y de robo al equipo andaluz, a pesar de que las imágenes no dejaban lugar a la duda y el central francés trepaba como un koala sobre la espalda de Carvajal impidiéndole el salto.

Nada comparado, dicho sea de paso, con el gran pollo que se montó con la anulación o, mejor dicho, la no concesión del gol de Messi ante el Valencia. Un partido en el que, por cierto, todos pasaron por alto el claro pisotón de Umtiti a Guedes antes citado y que, de la misma forma que el “no-gol” de Messi pudo haber cambiado el rumbo del partido, el penalti al jugador valencianista también podría haber definido el partido en otro sentido bien distinto.

Y de la misma forma que nadie, en ningún programa ni de radio ni de TV, se hizo referencia a las jugadas polémicas del Real Madrid-Málaga (salvo la de Carvajal, claro), la jugada de Messi abrió todos los telediarios y noticieros españoles, incluyendo en los informativos y medios de comunicación generalistas, al mismo nivel tipográfico e informativo que los problemas del “Procés” o la crisis política española.

Ahora, por lo visto, el que el Madrid esté a ocho puntos del líder y se haya reenganchado a la lucha por el título es únicamente culpa de Iglesias Villanueva. Curiosa lectura metiendo de nuevo al Madrid en la pomada cuando estos mismos que ven con posibilidades de remontar al Madrid en Liga, ahora que está a ocho puntos, decían con gran pompa que el conjunto blanco estaba descartado para ganar el título cuando estaba a siete tan solo un par de semanas antes.

De todas formas no dudo que a este colegiado gallego, como le pasó el año anterior a Hernández Hernández, a buen seguro el Régimen le ofrecerá la posibilidad de expiar su horrible pecado de perjudicar al Barça en el programa de Julio Maldonado, como hizo el pelirrojo colegiado, pidiendo perdón públicamente por no concederle un gol similar a los azulgrana en un Betis-Barça la pasada campaña.

Eso sí, Hernández al cuadrado no se ha excusado aún por el penalti de Umtiti a Cristiano Ronaldo que dejó sin señalar en el último “Clásico” liguero disputado en abril en Madrid.

Como tampoco se ha disculpado aún ante el Eibar por la concesión a los culés de los dos penaltis más bochornosos de la historia de la Liga, especialmente uno de Jordi Alba absolutamente abracadabrante y otro igual de imaginario a Neymar, que les permitió remontar el último partido de la temporada pasada ante el equipo armero justo cuando los vascos ganaban 0-2 en el Nou Camp.

Todo se andará…

 

1 comentario en «La tapadera»

  1. Artículo perfecto y objetivo pero el Madrid está al 50% de intensidad con respecto al año pasado ¿porque? Hoy en día el que se relaja se lo comen….

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