El saldo invisible

Se ha hablado mucho del saldo arbitral que favorece al Barcelona respecto al Real Madrid. Otros, como @Maketolari o @JuanpFrutos, han aportado datos que muestran sin ninguna posibilidad de error que hay anomalías estadísticas que serían inexplicables sin un intento de favorecer a un equipo frente a otros.

La delirante diferencia de penaltis y de expulsiones es la única parte de la historia que se puede medir en números, pero es una parte de la historia.

Junto al saldo arbitral que se puede medir (el daño directo mayor), hay otro saldo que pasa más desapercibido por la dificultad de medirlo: El llamado saldo invisible.

El saldo invisible

Hay muchas maneras en que el arbitraje puede influir a favor o en contra de un equipo. Señalaremos aquí algunas de ellas:

Grupo 1. Matizaciones al daño directo mayor.

Los números de penaltis y tarjetas rojas (lo que llamo aquí daño mayor) no cuentan todo.

Los penaltis pueden ser irrelevantes o pueden ser en momentos importantes. No es lo mismo un penalti que te permita ponerte 3-0 que 1-0, y tampoco es lo mismo un penalti en contra con el partido empatado en el minuto 1 que en el 88. El Barcelona no solo no tiene casi penaltis en contra, sino que los que tiene a favor no suelen ser irrelevantes sino de los que marcan diferencias.

Todas las tarjetas rojas cuentan igual en el saldo arbitral, pero son muy diferentes. Yo soy partidario de contar el tiempo que se juega con un jugador más. Lo que por ejemplo en hockey hielo se llama “power play” (juego de poder). Muy pocas veces las rojas contra el Barcelona han sido en el primer tiempo. Sin embargo muchas veces ha tenido rojas a favor al poco de empezar el partido.

Incluso el tiempo de power play tampoco muestra exactamente todo. No es lo mismo jugar 70 minutos con 1 más cuando ya vas 3-0 que cuando estabas empatado a 0. Lo ideal sería contar el tiempo de power play con resultados apretados.

Grupo 2: Daño directo menor

  1. Tiempo en que aparecen las tarjetas amarillas. En los partidos en los que el rival juega duro contra el Barcelona, la primera tarjeta amarilla no tarda en aparecer. Eso disuade al rival de jugar duro. El Madrid no tiene esa suerte y al no haber tarjetas, el rival se crece y cada vez da más duro.
  2. Jugadores a los que se saca la tarjeta amarilla. Aunque todo cuente como tarjeta amarilla, no es igual de grave una amarilla a Benzemá que una amarilla a Casemiro. Las amarillas a defensas o medio centros cuentan igual que las demás pero condicionan muchísimo más.
  3. Faltas pitadas en lugares especialmente estratégicos del campo. ¿Alguna vez has pensado que al Barça le pitan muchísimas faltas en la frontal, en el lugar adecuado para Messi?
  4. Diferencia de criterio a la hora de pitar una falta. Son especialmente importantes las faltas al recuperar un balón en defensa, que pueden cambiar una jugada de peligro para la portería propia en una jugada de peligro para la portería contraria.
  5.  Fueras de juego. No pitar un fuera de juego puede dar lugar a un gol que no aparecería en el saldo arbitral. Pitárselo a un rival puede evitar un gol que tampoco deja huella.
  6. Saques de banda, corners y saques de puerta. Aunque un saque de banda o un corner puede parecer poca cosa, la acumulación de errores hacia un lugar puede acabar decantando la balanza especialmente en partidos cerrados.
  7. Los minutos de descuento pueden concederse con más o menos generosidad según se quiera favorecer o impedir el cambio del resultado. ¿Recuerdas un partido del Barcelona contra el Málaga en casa? Creo que todavía se sigue jugando ahora.
  8. Tolerancia con las pérdidas de tiempo.

Grupo 3: El daño psicológico

3.1. Efecto psicológico negativo.

¿Alguna vez has hecho un examen oral con un profesor que pensabas que te tenía manía? Es difícil. Si además sientes que te va a perjudicar, y que hagas lo que hagas no va a servir para nada, eso puede generarte una sensación de impotencia que te hunda. Piensas que hagas lo que hagas vas a perder y por eso dejas de esforzarte.

3.2. Efecto psicológico positivo

Tener el viento a favor te hace estar confiado en tus posibilidades. Sabes que no hay resultado (ni el 4-0) que no puedas remontar. Mantienes más la calma cuando van pasando los minutos.

3.3 Efecto vacío

Esto se explica mejor con este tweet:

https://twitter.com/IvanZarBlanco/status/959178866026860545

3.4. Efecto resaca

Cuando se pierde un partido no solo se pierden los puntos, se pierde la confianza. Es más fácil perder un partido cuando has perdido el anterior. Por eso cuando un arbitraje te impide ganar, te quita los puntos de ese partido y aumenta las posibilidades de perder puntos en los siguientes. Es un efecto resaca que hemos visto muchas veces en esta misma temporada.

3.5 Romper el ritmo

Todos sabemos que hay minutos en que un equipo coge una velocidad de crucero y está cerca de marcar gol. ¿Qué pasa cuando con un par de decisiones estratégicas (negar un córner, permitir que un jugador sea atendido mucho tiempo, pitar una falta en ataque) te cargas ese “momentum”?

Grupo 4: Post-partido

Un árbitro con mala fe puede seguir perjudicando después del partido. Los olvidos de determinados hechos en el acta pueden producir su impunidad. Por el contrario, recoger lo ocurrido con ánimo de dañar puede tener consecuencias muy graves.

Grupo 5: Diversos tipos de daños indirectos

La creatividad de los árbitros para favorecer a unos y perjudicar a otros es muy grande. Puedes expulsar a un jugador del equipo que jugará contra el Barcelona la próxima jornada, o perdonarle la expulsión al próximo rival del Madrid.
No solo son los arbitrajes

Ni siquiera acaba todo en lo que menciono aquí. Hay muchísimas más cuestiones que dan lugar a un saldo favorable para el Barcelona y negativo para el Madrid y que trascienden lo arbitral.

  • La Federación. Que pone los partidos en un día o en otro según interese, que permite que los jugadores seleccionables se borren, que tolera que un equipo llegue tarde, que calla cuando un equipo de manera arbitraria y unilateral decide jugar a puerta cerrada.
  • Los comités, que sistemáticamente rechazan las pretensiones del Madrid y aceptan las barcelonistas.
  • Los periodistas. Estos sujetos merecerían un artículo separado. Su tarea es la de encubridores, echando palas de tierra para ocultar lo que favorece al Barça y gritando como monos histéricos en lo poco que favorece al Madrid. Como si tuvieran un foco invisible dirigen la atención de los espectadores hacia lo que quieren.
    Es muy clamorosa la labor del realizador que hurta las repeticiones de algunas jugadas y pone otras en bucle. Pero hay más cosas. Una táctica que tengo bastante identificada es la de las “loas messiánicas” encubridoras. Cuando el Barcelona remonta de manera sospechosa, los comentaristas se centran en lo maravilloso que es algún jugador del Barça, normalmente Messi. Al llevar la transmisión a ese punto se olvida lo que ha pasado anteriormente.
  • Los personajes públicos. Políticos denunciando en Europa las faltas a Messi, intelectuales criticando a Mourinho y Obispos que solo ven derroche el gasto del Madrid, callando ante los dispendios millonarios del Barça.

¿Qué quiero decir con todo esto?

Lo que quiero decir es que el saldo arbitral es solo la punta del iceberg de un sistema que trata de favorecer a un equipo frente a los demás, y especialmente frente a su rival.

Si ya parece complicado competir contra un club que tiene a su favor ese saldo arbitral tan descarado, al considerar el saldo invisible la tarea parece sobrehumana.

Es verdad que nuestros jugadores han fallado muchas veces, pero mientras nuestros fallos se magnifican por el saldo arbitral visible e invisible, los de nuestro rival se minimizan. En estas condiciones es heroico haber ganado alguna vez. Y solo ha sido posible teniendo en esas temporadas una superioridad aplastante.

Lo que se puede hacer

No sé las posibilidades reales que hay de cambiar las cosas en la Federación. Tampoco sé muy bien qué puede hacerse. Pero sí sé una cosa: lo que no puede hacerse.

Ni el club ni nosotros podemos seguir presenciando en silencio un espectáculo tan bochornoso como el que vemos cada partido. Hemos probado a callarnos y las cosas solo han ido a peor.

Quizá es el tiempo de probar otra cosa. Quizá es el tiempo de decir basta y de exigir que podamos ver al Madrid competir en igualdad de condiciones.

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