Censura y manipulación en Mundo Deportivo a cuenta del penalti a Lucas Vázquez

Si ha habido algo que haya podido escocer aún más que la sorprendente eliminación del equipo del Régimen del pasado martes en Roma ha sido la clasificación in extremis del Real Madrid ayer en el Santiago Bernabéu.

El penalti, que lo fue, de Benatia a Lucas Vázquez ha hecho mucho más daño si cabe que el fiasco histórico del Barça en Roma a toda la culerada mediática, esto es a casi todos los medios españoles, pero aún más en los medios específicamente culés como Sport y Mundo Deportivo.

Mientras que en la prensa mundial los grandes medios internacionales como La Gazzetta dello Sport, L’Equipe, The Guardian, Sky Sports o France Football coinciden de forma casi unilateral en considerar como penalti la última acción del partido entre el central juventino y el joven extremo gallego.

Era, pues, previsible que los medios españoles, en su gran mayoría antimadridistas, montasen el gran pollo a cuenta de este penalti (que me atrevería a decir de libro) y todos, en mayor o menor medida, han organizado debates para determinar si fue o no penalti, con resultados tan previsibles como absurdos.

 

Sin embargo, lo que al menos para mí me resulta una horrenda novedad es el giro que ha llevado a cabo el diario barcelonés Mundo Deportivo, tanto en su edición de hoy de papel como en su edición digital.

El periódico, o más bien el tebeo, la hoja parroquial culé que dirige con puño de hierro el conocido Santi Nolla ha llevado a cabo el más burdo y miserable ejercicio de manipulación y tergiversación informativa que recuerdo en toda mi vida y que cruza, de largo, todas las líneas rojas del rigor, la ética y la más elemental moral periodística.

En un movimiento dictatorial, de censura norcoreana, este diario, vocero de los presuntos “valors” culés pero que parece inspirarse en el “Granma” cubano en lo que a pensamiento único se refiere, censuró la crónica de su redactor Manuel Bruña.

Bruña, que además no es ningún mindundi sino Jefe de Sección del citado periódico, publicó en su crónica del partido, subida a la web del diario a las 00:24 de hoy, hablaba de un penalti “que lo era porque Benatia arrolló a Lucas Vázquez”, en un claro reconocimiento de la controvertida, al menos para algunas, acción decisiva del partido.

Sin embargo, por motivos que desconozco (pero que me imagino e intuyo que vosotros también), el mismo Bruña a la 01:46, esto es hora y media después, modificó el texto de su crónica y el claro penalti que citaba en su redacción inicial había desaparecido como por arte de magia para convertirse en un “penalti más que polémico”.

Una vergonzosa censura, bien interna o quién sabe si externa, de un periódico o mejor dicho, de un panfleto al servicio de los intereses del FC Barcelona, para cambiar la realidad de las cosas y que, como dice ese viejo aforismo periodístico, “que la realidad no te estropee un bonito titular”…

Una portada burdamente manipulada

Pero no contentos con esto, su director, Santi Nolla, dio un paso aún más grave si cabe y, por medio de una burdo montaje en su edición de papel de hoy, ha publicado en portada una foto trucada de la entrada de Benatia a Lucas Vázquez, en la que aparentemente, el central francés no toca al jugador blanco.

Una instantánea que sin ser falsa, refleja el momento en el que el jugador de la Juventus ya ha cometido la falta y se dispone a despejar el balón, instantes después de haberse llevado por delante al delantero madridista y que, por tanto, no refleja en absoluto la realidad de los hechos.

Por ello, y a menos que uno sea marciano o no se hayan visto las imágenes de la jugada por televisión (algo improbable, dicho sea de paso, porque las han repetido hasta la saciedad y desde todos los ángulos posibles), nadie puede creerse esa imagen, elegida con peor gusto y con más trampas que un posado veraniego de Ana Obregón, indique la veracidad de lo ocurrido.

Un ejercicio abyecto de fake news, de la mayor vileza desinformativa, realizado con el único fin de tergiversar la verdad de lo ocurrido y generar un estado de opinión que desvíe la atención de lo que realmente le importa ahora mismo al culé, que no es otra cosa que ver a su equipo fuera de la Champions, al tiempo que su eterno rival estará de nuevo y por octava vez consecutiva en el bombo del sorteo del viernes para las semifinales.

Un sapo demasiado duro de tragar para un colectivo prepotente y soberbio, que sin haber jugado siquiera la vuelta de los cuartos de final ni la Final de Copa del Rey, ya daba por hecho un nuevo triplete y que, en apenas 48 horas, ha tirado al retrete su aparentemente exitosa temporada.

Porque, no nos engañemos, el ridículo histórico de su eliminación ante un equipo infinitamente inferior, tanto en juego como en presupuesto como es la Roma y dejándose remontar una cómoda ventaja de un 4-1 de la ida, opaca por completo todo lo que pueda hacer ya el equipo azulgrana de aquí a final de temporada.

Pero es que ese ridículo, que se habría visto mitigado sin duda en caso de una no menos ridícula eliminación del Real Madrid a manos de la Juventus, no sólo no se ha podido mitigar sino que encima se ha visto aumentado con el pase de su eterno rival a semifinales.

Por tanto, y como ya pasó el año pasado con la eliminatoria ante el Bayern de Munich, cuando se tergiversó la realidad inventándose un robo al equipo bávaro que no existió, había que agarrarse al clavo ardiendo de la polémica arbitral para tapar sus vergüenzas.

Algo, sin duda, comprensible pero que nunca había alcanzado tal nivel de indignidad ni falta de ética profesional como lo que hemos visto ahora con Mundo Deportivo.

Un ejercicio de burda manipulación que, espero, no quede impune y que el Il-lustre Colegi de Periodistas de Cataluña o la Asociación de la Prensa de Madrid, asociaciones tan molestas con Karanka por suplir a Mourinho en las ruedas de prensa, tomen finalmente cartas en el asunto. Pero claro, con el Barça y las cosas de comer, por lo visto, no se juega…

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