La hora de Gareth Bale

Con la salida de Cristiano Ronaldo rumbo a Turín, ha llegado la hora de Gareth Bale, el galés que llegó un lejano mes de agosto de 2013 con la idea de que un día pudiese heredar el trono que nadie pensaba quedaría vacante.

El galés, que llegó al Real Madrid con 24 años recién cumplidos, supuso un antes y después en la historia del club. En primer lugar, por lo mucho que había costado en términos de sudor y esfuerzo para sacarle del Tottenham.

Recordemos que su fichaje llegó el último día del mercado veraniego, tras un verano entero de lucha a brazo partido con Levy y una negociación durísima, en la que el jugador llegó incluso a manifestar su deseo de dejar el fútbol si no lograba su sueño de jugar en el Real Madrid.

En segundo lugar, por el elevadísimo coste económico de su traspaso, casi 93 millones de euros, que le convirtió en el segundo fichaje más caro de la historia del club, lo que hizo que todos los enemigos del madridismo, especialmente los mediáticos, le pusiesen la proa prácticamente desde que puso su primer pie en Madrid.

Gareth Bale, el “pim-pam-pum” favorito de la prensa

A partir de ahí, Bale se convirtió en el pim-pam-pum favorito de la prensa, en especial de esos falsos gurús e iluminados varios, que no perdieron la oportunidad de darle palos, viniese o no a cuento y con las más sucias artes que, desde tiempos de la persecución a Mourinho, se aplicaron en este país por parte de los medios.

Desde payasadas como que no sabía jugar, que no entendía esto de “el juego”, que no se asociaba o que era un jugador mediocre, lastrado por su enorme coste, hasta repetir, incluso hoy en día, como un mantra, la falsedad de que lleva cinco años en España y aún no sabe hablar español, para tratar de demostrar que Bale no está integrado en el equipo.

Sin embargo, todo eso es pecata minuta, una nimiedad comparada con la “caza mayor” qyue supuso llegar a inventarse una hernia discal inexistente a los pocos meses de su llegada a nuestro país.

De hecho, aquel chusco invento, protagonizado por el presuntamente madridista diario Marca, protagonizó uno de los episodios más vergonzantes de la historia del periodismo deportivo moderno en España. Sí, ese periodismo que, según Jesús Gallego, el ínclito comentarista de la SER y columnista de As, es “el mejor periodismo deportivo que se hace en el mundo”…

No sólo porque la noticia era falsa de toda falsedad sino porque, además y para más “inri”, el director del otrora santo y seña de la prensa deportiva nacional, Oscar Campillo, dispuso de toda la información médica que el club le había remitido sobre a esa presunta dolencia, con carácter previo a su publicación.

Pese a todo, Campillo hizo caso omiso y no se pudo resistir a la bicoca que podría resultar de informar sobre aquello y dinamitar el fichaje más importante de la segunda era Florentino tras Cristiano. Se negó a publicar el desmentido del Real Madrid y salió con la ya tristemente famosa portada de la hernia de Bale, símbolo de la desvergüenza y la ignominia mediática española.

Pues bien, Bale se sobrepuso a eso y aquella temporada se convirtió en uno de los jugadores más decisivos e importantes del Real Madrid, con goles decisivos en las finales de Copa del Rey y Champions League, que ayudaron a que los blancos levantasen aquellos trofeos.

Un gran líder a pesar de las lesiones

A partir de entonces, Bale ha sufrido un rosario de lesiones y ha vivido un auténtico calvario que le ha hecho ser señalado no sólo por la prensa sino también ser objeto de mofa y escarnio por parte de la propia afición madridista. Como si él tuviese la culpa de lesionarse o de que, cuando había recuperado su mejor nivel. le rompiesen el tobillo.

Con todo y con eso, el “Expresso de Cardiff”, siempre que las lesiones le han respetado, ha sido un puntal del equipo. En especial en el tercio final de la temporada 2015/2016, cuando ante el bajo estado de forma y la lesión de Cristiano Ronaldo, Bale se echó al equipo a la espalda y asumió su liderazgo hasta llevarle a quedarse a un solo punto del Barça en la lucha por el título y ganar la Champions en Milán ante el Atlético de Madrid.

Pero es que tras la Eurocopa de 2016, en la que lideró brillantemente a una auténtica banda como es País de Gales hasta las semifinales del campeonato, comenzó la temporada 2016/2017 como un tiro, con goles y buen juego, siendo el mejor del Real Madrid hasta que en noviembre de 2016, el uruguayo Coates le rompió el tobillo en un partido de Champions ante el Sporting de Portugal en Lisboa.

Una terrible lesión que le llevó al quirófano y le obligó incluso a tener que cambiar su pisada y, aunque lo intentó, volvió sin éxito al primer equipo por el mes de marzo, antes de caer lesionado nuevamente en un Clásico y finalizar la temporada fuera del equipo:

Al menos, Bale pudo jugar unos minutos en la Final de la Champions disputada en su ciudad, Cardiff, y aportar su pequeño granito de arena en la victoria ante la Juventus de Turín, pero muy lejos de aquel espectacular jugador que vimos en el arranque de esa misma temporada.

La pasada campaña fue de menos a más. Aunque  al primer equipo, llegó al mes de enero con dudas pero con goles. Y sobre todo recuperando la puntería y la autoestima. Desgraciadamente para él, Zidane ya había perdido su confianza en él y le “borró” de los grandes partidos, especialmente los de la Champions.

A pesar de todo, Bale siguió creciendo en cuanto a fútbol y goles y acabó la temporada con aquel inolvidable doblete en Kiev ante el Liverpool y su ya inolvidable chilena. Una jugada que pasará a la historia del Real Madrid y de la propia competición de la Champions, que puso el broche de oro a su segunda mejor temporada en el club, con 21 goles y ocho asistencias en todas las competiciones.

Bale, el FICHAJE con mayúsculas

Obviando sus inoportunas declaraciones, realizadas al acabar la Final de Kiev y en las que arrojaba la sombra de su marcha ante la falta de minutos, es evidente que Bale está aquí, ha vuelto y por tanto hay que contar con él.

Especialmente desde que se fueron Zidane y, sobre todo, Cristiano Ronaldo. Ha llegado, pues, la hora de Bale y dar ese paso hacia delante y asumir, por fin, el liderazgo defintiivo del equipo. Y no sólo en el aspecto realizador sino el “espiritual” y confirmar la existencia de esa estrella mundial que, pese a lo que digan algunos, hay dentro de él y que, aunque con cuentagotas, ha dado muestras de ser.

Bale es, por tanto, ese fichaje tan necesario. El FICHAJE con mayúsculas. Con independencia de cómo y cuándo refuerce el club el ataque madridista, Gareth Bale tiene que dar ese salto de calidad  necesario, que se pagó por él y convertirse, ahora sí, en el sustituto de Cristiano Ronaldo y en su heredero natural.

A sabiendas de que nadie, absolutamente nadie, podrá rellenar jamás el hueco que el portugués ha dejado en el Real Madrid porque no hay ni habrá nadie como él. Sin embargo, por calidad y potencia, Bale está llamado a ser este año el líder natural del equipo.

De momento, ha vuelto de las vacaciones como un auténtico toro y, junto a Benzema, otro que parece haber asumido su rol protagonista, lejos de la sombra alargada de Cristiano Ronaldo, deberán ser quienes, de una forma u otra, traten de paliar el enorme hueco que el portugués ha dejado, especialmente en la faceta anotadora.

De hecho, y a pesar de la irregularidad en su rendimiento debido a las lesiones, sus números en el club son impresionantes, con 88 goles y 59 asistencias en los 189 partidos que ha disputado con la camiseta blanca en cinco temporadas.

Por tanto, y sabiendo de lo que es capaz Gareth Bale, no tengo ninguna duda de que él es el hombre ya que tiene todos los mimbres para hacer del Real Madrid post-Cristiano un equipo igualmente ganador.

Así pues, demos la bienvenida al Tigre de Gales, al Expresso de Cardiff ¡Larga vida a Gareth Bale! ¡Te esperamos!

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