Renovarse o morir

Después de una temporada lamentable en lo deportivo, planificación desastrosa incluida, llega el debate de si es necesaria limpia en el vestuario. Los que están en contra dicen que este año los jugadores han rendido por debajo de su rendimiento real, que ha sido un año de transición o que el núcleo duro de esta plantilla ha ganado cuatro Champions.

Argumentos que tienen tanto de verdad como de peligro; no deben distraernos de la realidad que envuelve al equipo desde hace un tiempo. ¿A qué me refiero? Pues a un equipo incapaz de mostrar un mínimo de regularidad, capaz de lo mejor (Champions nivel leyenda) y de lo peor: ligas perdidas en diciembre, acompañados de ridículos en Copa y coronado con humillaciones del Barcelona, Santiago Bernabéu incluido.

Este año hay que sumar un ataque sin desborde ni movilidad (y por supuesto, sin gol), líneas separadas con jugadores trotando, consiguiendo una fragilidad defensiva digna de un recién ascendido. Ante cada pinchazo han respondido con pasotismo en vez de rabia, ante cada varapalo se han escudado en éxitos pasados en vez de en la tan necesaria autocrítica.

Han vuelto a despreciar la liga jugándoselo todo, una vez más, a la dificilísima moneda de la Champions. Esta vez ha salido cruz y una especialmente dolorosa, cayendo ante un tierno Ajax que fue capaz de enchufarnos cuatro a domicilio. Síntomas claros de que esta plantilla ha tocado techo, cansados de ganar y a la vez acostumbrados a perder.

Toca darles las gracias a la vez que se les enseña la puerta de salida a los Bale, Marcelo, Isco y compañía. Traer a grandes jugadores que generen ilusión pero que sobre todo que sean realidades contrastadas y no promesas por hacer, gente de rendimiento inmediato con ganas de escribir su historia en el club.

Para los que no estéis convencidos os animo a recordar: sin Cristiano Bale va a brillar, es la temporada de Asensio, marcaremos más goles de falta o demás frases que tanto se escucharon el verano anterior…

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