Sobre Cristiano, Zidane, Benítez y los llorones

Tras el gol (con la inestimable ayuda de un defensa) de Cristiano Ronaldo a la Roma, calcado a uno marcado por el jugador del Celta, Jonny, este fin de semana y, sin hacer tanto ruido, dicho sea de paso, mi Twitter se inundó de comentarios ventajistas provenientes de seres heridos en el alma por haber criticado a su dios todopoderoso. Y además la mayoría con muy poca educación, todo hay que decirlo. Lo bueno que tiene el fútbol, como la vida, es que al final pone a todos en su sitio. Y en los noventa minutos que duró el partido del Madrid en Málaga se desmontaron de golpe y plumazo los argumentos de los adeptos de Cristiano y de Zidane, de los detractores de Benítez, y de los que aseguran conspiraciones contra el Real Madrid allá donde van. Este domingo no recibí ningún tweet, aunque con total seguridad más de uno se acordó de mí.

Me explico, aunque es tan obvio que no debería hacer falta: Cristiano sólo marcó gracias a un gol en claro fuera de juego no pitado y además, cosas de la vida, falló un penalti -espero que esta vez también supiera por qué lo tiró así-, el segundo que falla de los tres últimos que ha lanzado (dato que por cierto no he escuchado en ninguna parte) y nos privó así de dos puntos que, por otra parte, no merecíamos.

Lo de Zidane, ya es de traca. Y no por él que, al fin y al cabo es lo que es, uno de los mejores jugadores que han visto y verán mis ojos pero, como entrenador le acredita poco más que un póster de una (maravillosa) volea que se produjo hace ya catorce años; sino por la catarata de milongas que se han vertido desde su llegada. El famoso “efecto Zidane”, ya sabéis. Y sí que lo ha habido. Básicamente se traduce en que cuando cogió al equipo hace poco más de mes y medio, el Madrid estaba a dos puntos del Barça (cinco si contamos el partido de estos en Gijón), y ahora está a nueve. Hemos pasado de tener la Liga complicada, a tenerla prácticamente imposible. Eso sí, con mucho abracito y muy “buen rollo”. Nunca nadie remontó nueve puntos a estas alturas del campeonato. Pero sí ocho. Adivinad quién. Exacto, Rafa Benítez con el Valencia en la 03/04, precisamente al Madrid, al cual acabó sacando cuatro y cuyo proyecto celestial del “ser superior” comenzaba a desmoronarse como un castillo de naipes hasta navegar a la deriva, circunstancia que perdura hasta estos días sin que nadie haga nada para remediarlo. Por contra, el equipo que dejó, el Castilla con el que venía de empatar ante La Roda, ha encadenado siete victorias consecutivas desde su marcha y ha pasado de estar a cuatro puntos del líder, a serlo con un punto de ventaja. Llamadlo casualidad. ¡Pero ojo! El Madrid de Zidane es MUCHO mejor que el de Rafa Benítez, y que ningún hereje se atreva a decir lo contrario.

Las mentiras tienen las patas muy cortas, y esta no iba a ser una excepción, por mucha habilidad que tuviera el señor presidente para introducirle justo antes de un calendario más que asequible, con dos partidos consecutivos en casa ante rivales de poca enjundia como son el Depor, que venía de siete jornadas sin ganar y al que sólo tres días después, en Copa, el Mirandés le endosó un 0-3 en Riazor, y el Sporting, con quien jugamos una segunda parte lamentable que se saldó con un parcial de 0-1. El siguiente partido en casa fue el 6-0 contra el Espanyol que, qué os voy a contar de los pobres, que además de estar como están, venían con un cerro de bajas; y sin tanta baja y fuera de casa, con Benítez se consiguió el mismo marcador en la ida. Y luego el Athletic que, aun viniendo sin cuatro de sus cinco centrocampistas titulares, nos dominó y puso en serios apuros durante gran parte de partido. Lo de fuera de casa directamente ha sido un despropósito: empate en Heliópolis ante un Betis que era el peor equipo como local, el menos goleador de la Liga que arrastraba siete jornadas sin ver puerta y al que le bastaron seis minutos contra el Madrid de ‘FELIZidane’ para acabar con la sequía. Y encima logramos el empate gracias a un gol ilegal por posición antirreglamentaria, si no, ni eso. Después, victoria más que sufrida en Granada ante un equipo que huele a Liga Adelante, sólo gracias a una genialidad de Luka Modric en los minutos finales del partido. Y de nuevo se repite la historia: empate en Andalucía merced a otro gol en fuera de juego, esta vez ante el Málaga de Gracia, equipo bien armado pero, cuyo objetivo es siempre el de la permanencia.

Dicho esto y para que veáis que no me hago trampas al solitario y aporto todos los datos y no sólo los que me interesan, cosa que otros no pueden decir, añadiré también que el Madrid de Benítez logró 37 puntos de 54 (68,5%) y el de ‘Zizou’ 17 de 21, el 81%. Pero claro, con Benítez ante esos mismos rivales (salvo el Deportivo al que no llegó a enfrentarse) se logró un saldo similar, es decir, cuatro victorias y dos empates, con catorce goles a favor y uno en contra (más trece) por dieciséis goles a favor y siete en contra con el técnico francés (más nueve). Así que tampoco os hagáis trampas vosotros porque obviamente este último no se ha enfrentado aún ni a Barça ni a Atlético y, en definitiva, ese 81% de puntos llega contra rivales que, sin querer menospreciar a nadie, poco tenían que hacer contra los nuestros, independientemente de quién ocupara el banquillo. Por no hablar de las tan intangibles como evidentes pocas ganas de correr de los jugadores con el ‘malvado’ Benítez a los mandos.

Al final nos queda poco más que unos bonitos castillos en el aire y una inmensa bola de humo que no consigue más que hacernos más daño, al intentar auto-engañarnos pensando que Zidane podría ser nuestro Guardiola por el simple hecho de tener la inexperiencia como elemento común. Ojalá acabe siendo un gran entrenador y nos haga conseguir muchos éxitos, pero hasta que eso pase, dejad de engañar a la gente, porque la magia no existe.

Y lo que tampoco existe son los fantasmas que ven algunos tras cada jugada dudosa, apoyando teorías conspiranoicas y hablando de Ligas adulteradas. En esto tampoco voy a extenderme mucho porque me parece de risa y no voy a darle más importancia de la que tiene. Pero si realmente hubiera una consigna para beneficiar al Barça, no habríamos logrado dos puntos, el del Villamarín y el de La Rosaleda, gracias a sendos goles ilegales, el último en Málaga escandaloso, ya que era una jugada a balón parado y sólo el linier entenderá cómo no vio algo tan evidente. Ni habrían indultado a Cristiano en las cinco, no en dos ni en tres, en las cinco agresiones que ha cometido. Ni habríamos ganado al Granada en el Bernabéu gracias a un gol ilegal que nos dan por bueno y a que a ellos les anulan un gol legal. Etc, etc, etc. Ya, ya sé que los llorones tienen respuesta para todo y que en todos esos ejemplos y en el resto de partidos ha habido quince penaltis a favor del Madrid no pitados y tenían que haber expulsado mínimo a tres jugadores del equipo contrario.

Por favor, seamos serios, que a alguno da penita leerlo y escucharlo, que parece el típico seguidor acomplejado del Barça de hace unos años. Más que defender al Madrid, lo que hacen es el ridículo. Y como esos los hay en todos los equipos, no hay más que echar un vistazo a Twitter. Y no sé qué les hace pensar que llevan más razón que un llorón del Barça o del Atleti, porque llevan la misma. Ninguna, ya que son todos unos oportunistas y ven sólo lo que les interesa ver. Que se centren en el fútbol y que se dejen de duendecillos, porque los duendecillos no existen. ¿Que los árbitros se equivocan? Muchísimo. Pero de ahí a que la competición esté adulterada hay un mundo, y quien crea eso no sé qué hace siguiéndola. ¿Que alguna vez habremos salido perjudicados? Claro, como todos. Y también beneficiados. Lo peor de todo, es que siempre hablan los que menos tienen que hablar; se ven todo tipo de barbaridades en los campos de la Liga BBVA y de la Liga Adelante, pero los que más ruido hacen siempre son los mismos, los del Madrid y los del Barça, que son los que más beneficiados salen siempre con diferencia. Porque, obviamente, ningún árbitro sale con la predisposición de perjudicar a uno u otro, pero sí es verdad que en caso de duda, siempre pitan a favor del grande, porque el ruido mediático es infinitamente mayor.

Pero en fin, sé de buena tinta que no voy a convencer a nadie, la mayoría saben que lo que digo es así, y los que no quieren atender a razones es por eso, porque no quieren. Cada cual es libre. Y ahora quien quiera y en un alarde de originalidad puede acusarme de ser hincha del Atleti, que me trae sin cuidado. Entiendo que es más cómodo pensar que estas palabras vienen del enemigo que afrontar la (cruda) realidad. Para eso hay que tener valor y personalidad, características que en más de uno brillan por su ausencia. Con la verdad se vende menos, pero se gana más.

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