James, tenemos que hablar

James David Rodríguez Rubio, tenemos que hablar. Supongo que tu madre también te llama por tu nombre completo cada vez que quiere intimidarte o darle seriedad a una conversación, y por conversación me refiero a sendos sermones y reprimendas. Mi madre lo hace, y cuando me llama por mis dos nombres y mis dos apellidos el pensamiento que me asalta de inmediato es: “Y ahora qué hice” y la sensación de angustia y pánico que se me mete en el cuerpo, no te la puedes imaginar ni yo explicar. La solemnidad de pronunciar el nombre completo casi siempre es el preámbulo de una homilía o de una templada de orejas; y ya que hablamos de templar orejas, acércate, parce, que te quiero dejar una de las tuyas colorada.

James y Zidane

¿Qué es eso de que estás considerando irte? Te escuché decir, entre otras cosas:

“Yo quiero quedarme, pero quiero jugar más, estoy feliz aquí, pero si uno quiere jugar más, hay que pensar bien todo y buscar salida…”

Eso te escuché decir, sin ponerte colorado y casi sin pestañear, como si vinieses practicando el discurso desde hace algún tiempo y sigilosamente aguardabas el momento para soltarlo, pero te pregunto ¿era el momento adecuado?

Me dirás que no es para tanto, que estoy exagerando y tal, y pues no te falta razón en eso, pero es que no puedo evitar quebrarme por dos cosas, una de ellas es porque estás considerando irte y la otra aún más grave y dolorosa es por el daño que le hacen tus declaraciones al club, sin proponértelo, evidentemente.

¿Se le antoja un aguardientico a su merced? Venga, que tampoco es para poner caras largas.

Tal vez no te has percatado del alcance de tus palabras, pero permíteme y te explico: Con tu declaración le diste (para el resto del año y por el resto de tus días en el club, -que espero sean muchos-) material virulento a la prensa. Esa prensa que vive del Real Madrid y que existe para desestabilizar al club. Sí parce, porque resulta que si ahora te ponen a jugar dirán que es porque Zidane es un consentidor, un tipo sin autoridad que se deja gobernar por el vestuario y por cualquier jugador que le haga un berrinche. Y eso no es todo, dime tú qué pasa si te dan minutos y luego los demás suplente sigan tu ejemplo y hagan fila india o venezolana para quejarse frente a las cámaras esperando correr con la misma suerte que tú.

Que el niño Dios nos libre. Ah, pero si sigues siendo suplente y con pocos minutos, no faltarán los puñeteros periodistas que dirán que es porque Zidane te está pasando factura y le harán creer a los tontos que los ven, leen o escuchan, que es una represalia y que el entrenador francés no te quiere y está en tu contra. ¿Ves la dimensión del asunto? Es que por donde lo veas, la has caga´o, parcero. No me mires así, que lo que te digo no es más fuerte que este aguardiente.

Quizás pienses que tu situación es inaguantable y te sientas incomprendido. Es muy entendible tu postura, James, alguien acostumbrado a ser el centro de atención en su selección y en casi todos los clubes por los que ha pasado, y que ahora se encuentre relegado a la banca, primero con Benítez y ahora con Zidane, debe ser insufrible. Tanto talento y calidad en una banca es un auténtico desperdicio.

Es casi ilógico que alguien que ayudó, con tan solo 17 años, al Club Atlético Banfield a ser campeón en Argentina (el único título que ha logrado hasta ahora ese modesto club del sur de Buenos Aires) y que recibió tres veces el premio a jugador revelación en la Primera División de Argentina, que ha sido nominado a Golden Boy, que ha ganado el Premio Puskáz, mejor gol del mundial, Bota de Oro del Mundial, y no sé cuántos premios individuales más… ahora se congele en la banca.

En el Porto también lograste cosas importantes, y fuiste un jugador determinante. ¿Recuerdas aquel partido contra el Benfica en el que marcaste y diste una asistencia para el gol que les dio la victoria 3 a 2? Pues en ese partido también tuviste pocos minutos, pero los aprovechaste al máximo, tal cual como debes hacer en todas las ocasiones, sin desmayar y sin rendirte.

La historia en el Mónaco fue distinta, empezaste siendo suplente porque Ranieri consideraba que tenías un problema de mentalidad debido a que tu juego no era muy defensivo y no se ajustaba a su esquema. Es lo mismo que dicen que sucede con Zidane, pero en ese club fuiste paciente, callaste, pero hablaste alto y claro en la cancha con goles y asistencias, colaboraste en defensa y te impusiste categóricamente en el 11 de Ranieri.

Con la Selección Colombiana, ni hablar, tus seis tantos en un mundial sirvieron para dejar en alto a tu país, llegando a cuartos de final, posición que nunca antes habían alcanzado. También sirvió para que Maradona se echara de enemigo a su país natal solo por decir, en un arrebato de sinceridad, que tú habías sido el justo merecedor del Balón de Oro en lugar de Messi. Aquello también te bastó para llegar al mejor club del mundo, aunque algunos dejen a un lado tu excepcional actuación mundialista y prefieren asumir que Florentino te fichó para vender camisetas y construir autopistas en Colombia.

A mí me hizo mucha ilusión verte vistiendo la camiseta blanca. Saber que esa zurda prodigiosa tu pegada, tus pases entre líneas y en espacios reducidos iban a estar al servicio del Real Madrid me hizo y me hace feliz.

Termínate el aguardientico, James, que te noto tenso.

Pues verás, James, no te miento cuando digo que soy la primera que quiere que juegues más y que juegues todo si es posible, pero la titularidad hay que ganársela. Isco lleva más tiempo que tú en el club y aún no es titular indiscutible. En realidad, en el Real Madrid de Zidane, nadie lo es. Es cierto que el francés ha dicho que la BBC es innegociable, y ya has visto tú que hasta Benzemá -que dice el majadero de Cristóbal Soria que es el predilecto de Zizou y que juega por decreto- ha sufrido también varias veces los rigores de estar enfriándose en la banca como suplente, y cuando no, termina siendo el primer sustituido.

Dijiste que tienes siete días para pensarlo y yo solo veo dos opciones: Una buena oferta de otro club o trabajar duro para ganarte a pulso un puesto en el esquema de Zidane. La primera es la opción más fácil, la segunda un reto. Tú eres un fenómeno y no te asustan los retos, eso me consta. El mayor reto que has superado este año ha sido seguir consolidándote como el mejor centrocampista ofensivo del equipo, aunque muchos no lo quieran reconocer. Actualmente eres el máximo asistente del equipo ¡Nueve asistencias! Las mismas que Kroos, pero en tu caso la hazaña cobra mayor relevancia por el hecho de que para hacerlo has contado con una ínfima cantidad de minutos si la comparamos con los minutos que ha jugado el alemán y demás centrocampistas.

Me parece conveniente que antes de que expiren los siete días, hablaras con tu cuñado, David Ospina, a ver si te aconseja sobre la mejor forma de llevar la suplencia, aunque lo ideal sería que te sentaras a conversar con Keylor Navas, dile que te cuente como fueron sus primeros años en el Saprisa y en el Levante, que te narre con lujo de detalles todo lo que tuvo que aguantar y por cuánto tiempo.

Sería bueno que recordaras el primer año de Navas. Cómo no lo vas a recordar si tú fuiste testigo de como se congelaba en la banca, mientras un portero en flagrante decadencia era premiado por el entrenador con la titularidad. Pudo más la figura de una leyenda y aquel “con todo lo que nos ha dado” que la meritocracia. Dile que te enseñe a apretar dientes, callar y ser paciente. Que te diga como es es que hizo para que aún sabiéndose mejor que el titular, seguía esforzándose al máximo y entrenando hasta extenuarse, mientras que el otro le bastaba con su talento innato. Pregúntale si eso le jodía. A mí me jode recordarlo.

Espera, te sirvo otro trago.

¿En qué estábamos? Ah, sí, hablábamos de Keylor Navas. Nadie ha sido más ninguneado que él. Ningún otro jugador del club ha pasado por el infortunado y amargo momento que vivió a causa de las formalidades, protocolos, plazos y acuses de recibido extemporáneos. ¿Qué hubieses hecho tú si estando en la puerta de salida rumbo al Manchester United, en el último minuto se torpedea grotesca y risiblemente el traspaso? Cualquiera se sentiría como un pinche plato de segunda mesa y objeto de toda clase de burlas.

Sin embargo, Keylor te dirá que le tocó hacer de tripas corazón y que con toda la fortaleza mental que pudo reunir en ese momento se abstuvo de emitir comentario o queja alguna. Quizás también te diga que en ese momento pudo más su ambición y determinación de demostrar que no solo estaba a la altura de defender la portería del Real Madrid, sino de triunfar y hacer historia en él. Es que ese tico es de oro, si de alguien debes aprender, es de él. Nadie ha demostrado una conducta más ejemplar e intachable.

Puedes conversar también con Ozil y Di María. Pregúntales si lamentan haberse ido. Ellos son titulares y juegan mucho, pero no ganan nada y si ganan uno que otro título, no les sabrá igual, porque no es lo mismo acostumbrarse a saborear la comida gourmet y luego de un solo golpe dejarla por la criolla. Tampoco es lo mismo dejar de conducir un Rolls Royce o Lamborghini para maniobrar un Kia Rio o un Hyundai i10. Ellos tampoco podrán hacerse selfies con dos, tres, o más trofeos al año y tú sí.

Lo cierto, parcero, es que puedes conversar con medio gremio futbolístico si quieres, pero al final la decisión es tuya y sea cual sea, se respetará. Si decides irte, se aceptará y nadie se echará a morir por eso, total, en este club nadie es indispensable ni irremplazable, eso está más que claro, pero francamente, sería bien vacano que te quedaras, porque estoy convencida que 15 minutos en el Real Madrid, luchando por ganar la titularidad, es mejor que 90´ en cualquier otro club.

Quédate solo si quieres quedarte, sino, con dolor en el alma te digo: gracias, buena suerte y cierra bien al salir.

¿Otro traguito de aguardiente?

Tienes siete días para pensar… y el resto de tu vida para lamentarte o hacer historia en el mejor club del mundo; tú me dirás, parce.

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