Crónica: Celta de Vigo 2-2 Real Madrid | Vuelta cuartos de Copa

Celta de Vigo 2-2 Real Madrid: “Una eliminación marcada por el infortunio”

CR7, cabizbajo tras el segundo gol del Celta | Celta de Vigo 2-2 Real Madrid
CR7, cabizbajo tras el segundo gol del Celta | Celta de Vigo 2-2 Real Madrid

 

El Real Madrid se despidió de la Copa del Rey de una forma ciertamente amarga, de la misma forma que finalizó el partido de ida. Es decir, con la sensación de que el infortunio, la pésima suerte y la desgracia se aliaron una vez más contra el equipo blanco y que, como ya ocurrió en el partido del Bernabéu de hace justo una semana, el equipo blanco mereció un resultado mucho más favorable.

Y es que no se puede tener peor suerte ya que un nuevo autogol de Danilo, tras un rechace de Kiko Casilla y un gol de Wass casi al final del partido, en el único tiro a puerta entre los tres palos del conjunto gallego, fueron un más que excesivo castigo para un Madrid que mereció mucho más.

Un esquema ofensivo para plantar batalla

Isco en una acción en la primera parte | Celta de Vigo 2-2 Real Madrid

 

El partido comenzó con una alineación absolutamente revolucionaria, con un claro esquema basado en un 3-5-2, con Nacho, Ramos y Casemiro, atrás aunque éste un poco más adelantado, Asensio y Danilo, como estiletes proyectados sobre las bandas con mucho recorrido, Kroos y Kovacic en la “sala de máquinas”, aprovechando la movilidad del croata e Isco, con libertad de movimientos, con Cristiano y Benzema en punta.

Un dibujo claramente ofensivo y arriesgado, con el que el Madrid trató de sortear la alta presión con la que se preveía que el Celta atosigaría a los blancos y con el que, dicho sea de paso, Zidane quería dejar claro que el Madrid se iba a tomar muy en serio la Copa y que, a peasr de las bajas, iba a plantarle toda la batalla posible al Celta.

Y así fue. Desde el minuto 1 el Madrid salió dispuesto a embotellar al Celta, moviendo rápido el balón y cargando el juego por las bandas, con Asensio por la derecha y por la izquierda con Danilo y Kroos y, sobre todo, con Cristiano cayendo constantemente a la banda para abrir huecos.

El dominio del Madrid en los primeros momentos del partido era de tal calibre que en apenas dos minutos ya había tirado dos córners y había obligado a estirarse a Sergio Alvarez con un disparo lejano, ligeramente flojo, de Isco.

El primer cuarto de hora tuvo marcado protagonismo madridista, que disfrutó de otra nueva ocasión cuando el guante de la pierna derecha de Toni Kroos depositó un balón en la cabeza de Cristiano Ronaldo que se marchó fuera por poco. El Madrid era un vendaval sobre el estadio de Balaídos, con Danilo echando horas extra por la banda, subiendo y bajando y Kroos y Kovacic repartiendo juego, multiplicándose por todas partes, especialmente el croata, al que se vio con muchas ganas.

No obstante, la esperanza de una contra celtiña, como ocurrió en el Bernabéu, hacía esperar algo diferente y, aunque lo intentaron un par de veces, la defensa circunstancial del Madrid de ayer y un avispado Kiko Casilla, permanecieron muy atentos en las escasas ocasiones que el equipo gallego lograba cruzar el centro del campo.

Por tanto, no es de extrañar que, aunque es cierto que el Madrid no tenía oportunidades claras, la sensación de que el gol podría caer del lado madridista en cualquier momento flotaba sobre el ambiente. Y así fue. Cuando el cronómetro rondaba la primera media hora, un magnífico centro de Isco desde la izquierda era rematado al alimón entre Cristiano Ronaldo y Cabral, era despejado por Sergio y el balón se iba al larguero.

Cristiano en una ocasión de gol | Celta de Vigo 2-2 Real Madrid

 

Sin embargo, la desgracia y esa presunta flor, hoy más marchita que nunca, hizo que ese balón le volviese a caer a Ronaldo a sus pies y el portugués, al que se le echó la pelota literalmente encima y sin control, mandaba el rechace al poste con toda la portería vacía.

A pesar de ello, el Madrid no le perdió la cara al partido y siguió percutiendo sobre el área del Celta aunque, como era de esperar, tanto estar agazapado y esperando el fallo rival que ocurrió. Una mala entrega de Ramos a Casemiro en la zona de tres cuartos del Celta fue aprovechada por Iago Aspas para plantarse ante Casilla pero su intento de pase a Guidetti se fue al limbo y el Celta se quedó sin marcar.

El gol del Celta, tan cruel como injusto

Casemiro luchando un balón | Celta de Vigo 2-2 Real Madrid

 

Pero no estaba el partido para fiestas y ni mucho menos para que la Diosa Fortuna le concediese nada al Madrid. Así. tras un aviso de Guidetti que paró Casilla en el minuto 40 y, en el colmo de las fatídicas desgracias, el Madrid se encontró con un gol tan cruel como injusto.

Con el partido prácticamente al filo de descanso, un ataque del Celta por la derecha del Madrid llevado por Wass y pésimamente defendido por Nacho, culminaba con un disparo duro y raso del jugador danés, perfectamente respondido por Kiko Casilla. Sin embargo, el infortunio quiso que el rechace del meta madridista saliese sin control hacia la pierna de Danilo, que seguía la jugada, introduciéndose en su propia portería.

A la vuelta del descanso, el Madrid continuó con la misma tónica que la primera mitad. El Madrid seguía dominando aunque sin crear oportunidades claras de gol, salvo a balón parado. La tuvo, de hecho, Toni Kroos en una falta lanzada desde el vértice izquierdo del área celtiña de forma muy inteligente por debajo de la barrera pero Sergio, muy atento, desvió con dificultades a córner.

El tiempo corría rápido en Balaídos y el Madrid, que seguía atorado en ataque iba perdiendo fuelle a medida que el Celta se iba haciendo más fuerte en defensa. Dado que Asensio e Isco estaban desaparecidos en combate, Benzema ni estaba (aunque sí se le esperaba con los brazos abiertos) y todo el ataque madridista corría a cargo de Danilo y Cristiano por las bandas y los arreones de Kovacic, las esperanzas del Madrid se depositaron en el balón parado.

Kovacic y Aspas, disputando el balón | Celta de Vigo 2-2 Real Madrid

 

Y así fue. Una nueva falta cercana al borde del área del Celta en el minuto 60 fue botada de forma magistral por Cristiano Ronaldo. El chut del portugués fue duro, como un misil, que se colaba por el palo derecho de Sergio se demostró inapelable y nos recordó a aquellos goles de falta que hicieron famoso al astro luso en sus primeros años del United.

Ese gol hizo soñar con la remontada ya que un segundo gol del Madrid, si bien ya no le daba el pase directo, al menos forzaba la prórroga. Por tanto, el equipo blanco se fue en tromba arriba pero una vez más, la mala suerte se cebó con sus jugadores y aquellas jugadas en las que antes el Madrid ganaba partidos, esta vez, no salieron.

Ocho minutos después del gol, Ramos dispuso de la otra gran oportunidad de la noche para el Madrid cuando una nueva falta en el borde del área del Celta, botada de nuevo magistralmente por Kroos, era rematada a puerta por Ramos, como tantas otras veces.

Pero la suerte no estaba ayer del lado madridista y el remate del camero que, imperial y en un cabezazo muy similar al gol que marcó, por ejemplo, este sábado ante el Málaga, esta vez no vio puerta y se fue rozando el poste izquierdo de la portería de Sergio.

Con el Madrid desatado por las bandas, especialmente por la derecha con Danilo convertido prácticamente en extremo diestro, el Madrid no terminaba de generar más oportunidades pero el balón parado seguía siendo el punto fuerte.

De hecho, apenas un minuto después de la ocasión fallada por Ramos, una nueva falta, casi idéntica a la que supuso el empate madridista, fue botada de nuevo por Cristiano Ronaldo pero esta vez el balón se marchó fuera por bien poco, cuando ya se cantaba el gol en las gradas.

Paralizado por el miedo a una contra del Celta o por esa esperanza de que el gol del Madrid iba a forzar la prórroga, Zidane no era capaz de atajar desde el banquillo el hecho palmario que el caudal atacante del Madrid estaba agotado. Eran necesarios unos cambios que revolucionaran un partido de por sí cada vez más revolucionado, que se estaba convirtiendo en un correcalles, donde el Madrid debía ser favorito

Sin embargo, el técnico galo sólo se atrevió a dar entrada a Lucas Vázquez por un agotadísimo Asensio a falta de solo 15 minutos para el final, lo que terminó por poner patas arriba el encuentro. Pero en esa locura y, contrariamente a lo esperado, el que sacó tajada fue el Celta en la primera y única jugada de ataque de la segunda parte.

Una internada de Jozabed por la banda derecha, pésimamente defendida por el Madrid, dejó el balón al centro del área para que Wass, libre de marca y al que Ramos o no quiso o no pudo o no supo encimar, cruzó el balón a la derecha de Casilla, finiquitando la eliminatoria, de nuevo y como la derrota en Sevilla, en el último suspiro del partido.

Ya con todo en contra, Zidane optó por el zafarrancho de combate. Todos al ataque y a apretar hasta que el cuerpo aguante, esperando el milagro. Y a punto estuvo de producirse ya que, cuando el tiempo reglamentario llegaba a su final, una córner botado desde la derecha del Celta, de nuevo por Kroos, era peinado por Benzema que prolongó hacia el palo izquierdo y Lucas Vázquez, en plancha, cabeceó a la red empatando el encuentro.

Con el fantasma de las grandes remontadas madridistas en el ambiente  y con Mariano en el campo por Casemiro, el Madrid buscó la épica en esos momentos de pleno agobio. Pero Berizzo tiró de oficio y entre lesiones fingidas, un nuevo cambio celtiña y la precipitación madridista,  apenas sí se jugó uno de los  cuatro minutos con los que el colegiado Sánchez Martínez prorrogó el encuentro y el Celta de Vigo firmó su pase a semifinales, ante el júbilo en las gradas de Balaídos.

La única lectura positiva que se puede sacar de esta eliminación no es sólo la de que el Madrid necesita tiempo recuperar a su larga nómina de lesionados. Sí, una plaga de lesiones que, a pesar de lo que digan algunos, nunca puede ser considerado algo bueno para el Madrid ni, por descontado,  una cuestión de suerte.

Si además esta relajación en la exigencia brutal que ha supuesto esta serie de eliminatorias a doble partido que el Madrid ha jugado ante Sevilla y Celta, ayuda a que el equipo se pueda centrar en la Liga, que pese a lo que pueda parecer, seguimos comandando y con un partido aún por jugar., tanto mejor.

En todo caso, a doble partido y como pasó ante el Sevilla en Liga, el Madrid no está tan mal y lo que algunos quieren presentar (y ahora más todavía) como una crisis de juego galopante, debe pasar tan solo por una crisis de goles. No se puede fallar tanto ni tantas veces ni tener peor suerte. Con eso hay que quedarse…


Podcast 4×32 ‘Adiós al triplete’ Celta de Vigo 2-2 Real Madrid

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