Las comparaciones siempre son odiosas

El póker goleador que Cristiano Ronaldo firmó el pasado domingo ante el Girona no sólo ha servido para confirmar que el astro portugués ha recuperado su olfato y vuelve a estar en la élite mundial (de la que, por cierto, nunca se fue por más que muchos ya le daban por muerto y enterrado) sino para volver a ver cómo el antimadridismo vuelve a surfear en océanos de bilis.

A nadie se le escapa que el mal momento anotador atravesado por el “7” madridista en la Liga española (no así, en la fase de grupos de la Champions, de la que se proclamó máximo goleador) provocó infinidad de risas en el antimadridismo, especialmente el mediático, y dudas en muchos madridistas, que habían certificado oficialmente la defunción del delantero luso.

Al finalizar la primera vuelta, toda la patulea mediática se las prometía muy felices viendo a Messi liderando la tabla de goleadores con casi 20 goles de diferencia sobre el portugués, que andaba perdido en la parte trasera del hasta ahora denostado Trofeo Pichichi con apenas cuatro tantos.

Sin embargo, apenas 11 partidos después, resulta que el portugués está firmando una de las rachas goleadoras más espectaculares de la historia de la Liga, con 18 goles prácticamente consecutivos, a un ritmo de casi dos dianas por encuentro y ya es segundo en el Pichichi, a sólo dos goles del todopoderoso delantero argentino.

Pues bien, la genialidad que suponía ser un gran goleador, como sin duda lo es Messi, ya no es tal y ahora han saltado de repente las comparaciones, que como siempre son odiosas, para volver a denostar, aún no sé bien el por qué, a Cristiano Ronaldo, ahora que vuelve a amenazar ese trono del fútbol mundial que se supone le pertenece, al parecer por derecho divino, al jugador de Rosario.

De nuevo, vuelven las comparaciones y, por ende, a brotar los ríos de bilis que ya vimos aflorar por la prensa española cuando no sólo la prensa internacional sino los que realmente los que saben de esto del fútbol, es decir, jugadores y seleccionadores de los equipos mundiales le eligieron de forma mayoritaria por segundo año consecutivo como el Mejor Jugador del Planeta.

Y claro, por tanto, ser goleador, y no sólo eso, el mejor goleador del mundo, ahora se mira por estos falsos gurús del periodismo patrio como un desdoro, algo ajeno a eso tan etéreo que pomposamente llaman “El Juego”. Cristiano, para esta gentuza, no es más que un mero producto de gimnasio, un rematador, un buen rematador pero lejos de Messi.

De veras, nunca entenderé por qué esa manía que tiene la prensa por denigrar sistemáticamente a un jugador legendario como Cristiano Ronaldo sólo para engrandecer, a veces hasta el papanatismo más infecto, a un tipo igualmente legendario y a un futbolista maravilloso como es Messi.

Pero claro, como dijo ese preclaro periodista deportivo que es Guillermo Uzquiano, si al Real Madrid-Girona le quitas los cuatro goles de CR7, habría ganado por 2-3 el equipo catalán. Lógica aplastante.

Porque no sólo para este indocumentado sino para el resto de la prensa española, si a Cristiano Ronaldo le quitas los goles, ¿en qué se queda? En nada. Un ninguneo repulsivo,una vez tras otra, repetido como un mantra infernal, esperando que, como decía Joseph Goebbels, una mentira repetida mil veces acabe siendo una verdad absoluta.

Imagino que si a Messi le quitas los goles, como si a su Barça le despojas de los goles del argentino, se quedaría algo así como un Romerito cualquiera y el equipo culé estaría peleando con el Málaga por el descenso. Pero eso mamarrachada, tan absurda como la de Uzquiano, no se la oiremos a nadie. Afortunadamente.

Por lo visto, marcar más de 50 goles por año y ayudar a que, desde su llegada, el Real Madrid esté en condiciones de superar por noveno año consecutivo la espectacular cifra de 100 goles por temporada o anotar más de 440 goles y dar más de 100 asistencias influye menos en “El Juego” que los goles y los regates de Messi, al que por cierto, y eso lo digo porque lo he visto con mis propios ojos, no sufre ni de lejos la misma intensidad en los marcajes por parte de las defensas rivales que Cristiano Ronaldo.

La sobreprotección arbitral y mediática a Messi, clave

Nunca ví salir a Messi con los tobillos ensangrentados como sí he visto -y no una ni dos veces- los del portugués ya que el trato dispensado a Ujfalusi, al que la prensa truncó su carrera en España, arrojado a las tinieblas exteriores por su durísima entrada al argentino, que mereció el reproche unánime de la prensa nacional, indignadísima por aquella patada.

Evidentemente, y sobre todo en rivales de equipos más modestos, nadie quiere arriesgarse no sólo a perderse un partido por una hipotética sanción debido a una segura tarjeta roja sino que incluso una mala patada o una entrada a destiempo (como se producen a diario en todos los terrenos de juego, sin excepción) le pueda costar a uno su carrera futbolística en España.

Porque capítulo aparte merece la protección que recibe no sólo Messi sino en general el equipo azulgrana por parte de los colegiados, que se traduce en un sinfín de tarjetas que reciben los rivales del Barça prácticamente desde el primer minuto.

Cada entrada, dura o no, se traduce en una amonestación para el rival que hace que, como pasó por ejemplo ante la U.D. Las Palmas, a los 15 minutos ya había tres jugadores canarios con cartulina a sus espaldas.

Sin embargo, hemos tenido que asistir esta misma temporada sin ir más lejos a partidos en los que los rivales del Madrid se han ido a la ducha con más de 20 faltas y, como en el caso del Betis en el Bernabéu, el Girona -en la ida y en la vuelta- o el Getafe, acabaron el partido con las mismas amonestaciones que los blancos y muchas de esas amonestaciones llegaron casi al final del partido, por motivos muchas veces intrascendentes.

Quizás por eso entendamos mejor las cifras de Saldo Arbitral que gente como Maketo Lari o Juan Pablo Frutos nos muestran cada día y que hablan de una desorbitada cifra de expulsiones y amarillas en las filas de los rivales culés en relación con la que, curiosamente, sufren los rivales del Madrid.

De hecho, todos guardamos en la retina la salvaje entrada de Savic a Toni Kroos en el último derby ante el Atlético, donde solo la diosa Fortuna impidió el alemán sufriese una grave lesión o la patada en la cara de Lucas Hernández a Sergio Ramos, saldada con la fractura de la nariz del camero. Acciones todas ellas violentas que acabaron con una simple amarilla o, como en el caso de Ramos, sin ni siquiera falta.

Pero claro, para los de La Casa del Fútbol, la cuenta que gestiona las retransmisiones de Movistar+ , “Savic no hace prisioneros” -cito textualmente- mientras ilustra su tuit con la durísima entrada del defensa atlético, al tiempo que Jordi Alba sufre un “disparate de entrada” que merece la expulsión de Samuel ante el Málaga.

 

Por eso hay que reconocer como se merece todo lo que está haciendo Cristiano Ronaldo en la Liga.. Pero no sólo en esta, en la que ha pasado de villano, de jugador acabado y susceptible de ser vendido ya mejor que mañana, a lo que siempre ha sido, el mejor jugador de la historia del Real Madrid.

Esto lo ha hecho en cada Liga de cada año desde que el portugués asumió el tremendo reto de dejar Manchester, donde a sus 23 años había alcanzado la condición de Semidios, para viajar a Madrid a asumir el liderazgo de un equipo en descomposición y que era el hazmerreír de Europa y una mera comparsa de aquel todopoderoso Barça de Guardiola.

Por tanto, ahora que escucho cómo desde Barcelona y Madrid, los principales focos de antimadridismo mediático, se sigue ninguneando la grandeza de Cristiano Ronaldo para alabar falsamente al Becerro de Oro que es Messi, no se me ocurre otra forma que rendir mi más sincero homenaje a un jugador que es y será ya historia y no sólo en el Real Madrid sino en el fútbol mundial.

Que el fútbol son goles, no sólo regates y pases de fantasía -que por cierto, Cristiano ha dado muestras de saber hacer en toda su carrera y no son patrimonio exclusivo de Messi.

La espaldinha del portugués en Eibar es una delicatessen al alcance de muy pocos jugadores) y que pocos jugadores ha habido hay y habrá en la historia del fútbol más resolutivos y decisivos para eso tan pomposo de “El Juego” que Cristiano Ronaldo, a pesar de lo que gente tan “sabia” como Maldini, Segurola o Manu Carreño nos quieran vender a diario.

Por tanto, dejémonos de comparativas absurdas y sobre todo de echar basura sobre el portugués para echar cataratas de almíbar absurdo sobre Messi.

Ambos son los mejores y más decisivos jugadores que he visto en mis 47 años de vida. Disfrutémosles, pues, ahora que podemos antes de volver a ver “pichichis” de 25 goles y sintamos como extraordinarias unas temporadas en las que el Bota de Oro alcanza los 30 tantos a duras penas.

Pero, sobre todo, dejemos que sea la historia la que les ponga en su sitio, por más que ambos y con total merecimiento, ocupen su trono compartido en el Olimpo del fútbol.

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