Villarreal 2-2 Real Madrid: Ensayo general para Kiev
El Real Madrid ha echado el cierre a la Liga con un triste empate ante el Villarreal en el Estadio de la Cerámica, dejando escapar una ventaja de 0-2 con la que se fue al descanso y después de haber mostrado sobre el césped uno de los mejores momentos de fútbol de los de Zidane de toda la temporada.
Después de 45 minutos primorosos, y con la mente puesta en Kiev, el Real Madrid se “borró” literalmente del partido y dimitió completamente de jugar, de meter la pierna y olvidando todo atisbo de intensidad, lo que permitió a los castellonenses jugar a placer y acabar empatando la contienda.
Algo comprensible, dicho sea de paso, dado el carácter prácticamente intrascendente del encuentro ya que el único aliciente del mismo era ganar y esperar un traspiés del Atlético hoy ante el Eibar para aspirar a la segunda plaza liguera. Quizás demasiado poco premio para un riesgo tan alto como el de perder a algún efectivo de cara a la Finalísima de la próxima semana.
Entre otras cosas porque, dado el estado de forma de algunos de los jugadores que hoy ha alineado Zidane de inicio (como Bale, por ejemplo), tengo la sensación de que, salvo el hecho meramente anecdótico de la presencia de Luca Zidane en la portería, si éste no es el equipo que saltará al césped del Olímpico de Kiev en siete días, poco le va a distar.
45 minutos para el máximo optimismo
Zidane dio la gran sorpresa al dar entrada a un equipo que tiene las trazas de ser el titular en la capital ucraniana la próxima semana. Cuando muchos esperaban que el galo iba a reservar efectivos para el sábado, el galo dio entrada a todos los titularísimos, con la sorpresa aún mayor de ver cómo su hijo, Luca, se ponía por primera vez bajo los palos en detrimento de Navas y Casilla.
Por lo demás, un 4-4-2 “clásico”, con la defensa de siempre (Carvajal, Ramos, Varane y Marcelo), un centro del campo potente con Casemiro, Modric, Kroos e Isco y un ataque sin Benzema y con Bale acompañando a Cristiano Ronaldo.
Con una presión muy alta, una circulación endiablada de balón y con Marcelo y Carvajal como estiletes, este sistema se le atragantó de primeras al Villarreal, que no tardó ni cinco minutos en ver cómo el Madrid le creaba su primera oportunidad de peligro, con un disparo desde fuera del área de Ramos al que Andrés Fernández respondió con una mangífica parada desviando a córner.
Apenas tres minutos después y fruto de esa presión, Andrés Fernández, el mejor del partido ayer, tuvo que lucirse de nuevo ante un disparo lejano de Cristiano Ronaldo.
Y como el Madrid se estaba tomando claramente en serio el partido optó por sellar la victoria cuanto antes. En el minuto 11, Kroos botó rápidamente una falta en el centro del campo hacia la frontal del área castellonense para que Bale, en un movimiento magistral sin balón, ganase la posición y cruzase a la derecha de Andrés Fernández.
En ese momento, el Madrid bajó las revoluciones y, aunque seguía siendo dueño y señor de la pelota, ya no la movía con la velocidad del inicio puesto que el Villarreal seguía en estado de shock y, salvo algún escarceo aislado de Enes Ünal, lo cierto es que apenas creaba peligro.
Y más aún cuando al filo de la media hora del partido y, en una de las siempre peligrosas incursiones de Marcelo por su banda, un centro maravilloso con el exterior lo remató de cabeza Cristiano Ronaldo en el mismo vértice del área pequeña, completamente libre de marca, para anotar el segundo.
En los mejores momentos de fútbol de los blancos, el Real Madrid tuvo en las botas de sus jugadores las mejores oportunidades del partido para marcar el tercero y acabar de sentenciar el partido.
Sin embargo, entre Bonera, que en el minuto 39 cortó in extremis un gran disparo de Isco que se colaba dentro, y Andrés Fernández, que voló un minuto después como un pájaro para sacar una mano espectacular a un disparo lejano de Kroos, evitaron irse al descanso con un agujero aún mayor.
Dimisión en masa en la segunda parte
Con aparentemente todos los deberes hechos y, vista la superioridad blanca en la primera mitad, el equipo decidió no comparecer al partido en su segunda parte. Con la mente puesta en Kiev, los de Zidane simplemente estuvieron de cuerpo presente en el campo.
De golpe y porrazo se acabó la presión, se acabó la intensidad y con ello el buen juego y el Villarreal, casi sin querer, se encontró infinitamente más cómodo sobre el césped. Siendo como es, además, el conjunto de Calleja, amante del buen trato a la pelota, se hizo rápidamente con el dominio de partido.
Con tan solo cuatro minutos disputados, una falta absurda y peligrosa de Modric en la frontal del área dio pie a la primera gran oportunidad del Villarreal pero el disparo de Sansone fue respondido por Luca Zidane con una gran intervención, para demostrar que su presencia en el once no era por el peso de su apellido.
Sin grandes alharacas, el equipo amarillo tocaba y tocaba con total comodidad, ante la pasividad de los madridistas, más preocupados de que el partido acabase pronto que de meter la pierna.
Sin la más mínima intensidad y con más agujeros defensivos que un queso gruyere, todos los balones divididos caían del lado del Villarreal que, sin crear excesivo peligro, lo cierto es que la sensación de que los de Calleja iban a acortar diferencias más pronto que tarde era evidente.
Con una banda, la derecha, que era un completo coladero, en el minuto 67, el Villarreal avisó seriamente con un testarazo de Enes Ünal a pase de Sansone, tras una maravilosa delicatessen de Sansone, con regate de ruleta a Marcelo incluida, que sacó Carvajal bajo los palos.
Un gol que sí llegó, sin embargo, tres minutos más tarde en las botas del colombiano Roger Martínez, que culminó una jugada personal – de nuevo por la banda derecha blanca- marcando de un soberbio disparo la izquierda de Luca Zidane.
Ese gol fue el aldabonazo que necesitaba el Villarreal para llamar a rebato en búsqueda del empate. Para ello redobló su intensidad, endureciendo innecesariamente un partido hasta ese momento de guante blanco, en una batalla en la que ningún jugador madridista quiso entrar.
Ese plus de “ardor guerrero” fue lo que le llevó a asestarle un golpe definitivo al Madrid a falta tan solo de cinco minutos para acabar el encuentro, a cargo de Samu Castillejo. El delantero andaluz, que le había ganado la espalda a la defensa madridista, aprovechó que Marcelo se durmió a la hora de tirar el fuera de juego, para plantarse completamente solo ante Luca Zidane y batirle por bajo.
En ese momento, no sé bien si por vergüenza torera o por ese ADN ganador tan característico, dio el paso adelante que no habían dado en toda la segunda parte y, aunque demasiado tarde, volvió a dominar el partido, pero ya no pudo ser.
Eso sí, en el tiempo de descuento, Benzema que había entrado minutos antes en lugar Cristiano Ronaldo, la tuvo con un disparo con rosca que se colaba pegado a la cepa del poste izquierdo de Andrés Fernández, pero el meta murciano se despachó una colosal parada que evitó que los tres puntos volasen del Estadio de la Cerámica rumbo a Madrid.
Sin tiempo para más, Sánchez Martínez dio carpetazo a la temporada liguera y el Real Madrid ya puede concentrarse definitivamente en la Finalísima de Kiev para hacer historia y levantar su tercera Champions consecutiva.
