Los veranos cristianos

Hubo una vez en que en una calurosa tarde de verano en Madrid hacía acto de presencia un tal Cristiano Ronaldo, un abarrotado Santiago Bernabéu le recibía, él vestido de blanco de pies a cabeza pisó el césped del coliseo madridista un 6 de Julio del año 2009 el jugador portugués era aplaudido por el Presidente Florentino Pérez, por Don Alfredo Di Stéfano, mientras se dirigía al altar donde contraería nupcias deportivas con el Club de su vida y su afición.

Corrían tiempos muy duros para nuestro Club, y ese día se sembraba la respectiva semilla que tiempo después daría frutos inimaginables por aquellos entonces, nuestro máximo rival dominaba totalmente la escena mundial y nosotros navegábamos en mares de fríos fracasos y profundas incertidumbres.

Teníamos demasiados años sin traspasar la barrera de octavos de final en la Champions, y el Real Madrid carecía de un símbolo con el cual pudiese luchar contra aquel gigante que le había arrebatado el trono mundial del fútbol.

Cristiano Ronaldo se había consagrado ya en Manchester bajo las órdenes de Alex Ferguson, disfrutaba de un Club poderoso donde el estandarte era él, gozaba del apoyo de todos y era venerado como el que más, sin embargo el jugador nacido en Madeira decidió tomar el camino más duro y espinoso, ir a un Real Madrid venido muy a menos, un Club que en ese momento solo podía alardear de su lejana y valiosa historia.

Recordar hoy ese escenario es sencillo, pero vivirlo fue de lo más complicado que un madridista pudo experimentar, quedarnos estupefactos observando cómo año tras año éramos batidos sin contemplación y con mucha superioridad por rivales de medio pelo, estábamos tan duros por tantos golpes que nuestro blanco corazón se había hecho de piedra solo con el fin de aguantar los embistes de la derrota que cada temporada nos hundía en la más profunda tristeza.

Cristiano Ronaldo no estaba exento de dicha situación, de hecho él como madridista seguramente lo sufría desde su exitosa burbuja a miles de kilómetros en Inglaterra y quizás fue esa situación lo que le hizo decidirse por vestir la camiseta blanca y en ese momento de inflexión personal tomar la ruta que le conducía al Santiago Bernabéu.

Y así hace justo 9 años llegó al Club de nuestros amores, y de los suyos, traía consigo más críticas malsanas que maletas, se decía que su precio era demencial, que venía a destruir tanto al Club como a las discotecas, que solo le importaba la fama y que el fútbol era secundario, que estaba utilizando al Real Madrid para lograr sus egocéntricos objetivos y que su fichaje no era más que una cortina de humo para desviar la atención de nuestro nefasto estado deportivo.

Cristiano Ronaldo eligió luchar en un campo de batallas donde todo jugaba en su contra, un Club fuera de la élite europea, su rival en el mayor elixir deportivo de su historia, una prensa tan maligna como dominante instaurada entre los cimientos del Club y sus aficionados y un panorama deportivo desolador, él se propuso el reto ser el eslabón que pudiese enlazar una vez más a los episodios históricos victoriosos de nuestro Club.

Muchos dudaban acerca de lo que el de portugués pudiese conseguir, muchos le odiaban antes de siquiera conocerle, muchos sentían resquemor por tratar de imaginar que ese jugador “antipático, egocéntrico y para nada profesional” tuviese la capacidad de subir al trono al cual leyendas en sus horas finales siquiera podían trepar para sentarse y ocuparlo dignamente.

Pero Cristiano Ronaldo no se dejó conquistar por todas aquellas energías negativas generadas en torno a su presencia en el Club de Chamartin.

Cristiano Ronaldo pudo haberse quedado en su zona de confort en Manchester, ya había conquistado Europa, ya había ganado los mayores premios grupales e individuales, ya era una súper estrella mundial hecha y consagrada, tenia todo a su mano para seguir logrando, recibiendo y recogiendo los frutos que ya había sembrado y cosechado. Pero Cristiano Ronaldo decidió venir a nuestro Club, a formar un equipo, a crear desde 0 un proyecto para el futuro en el cual el Real Madrid volviese al lugar donde pertenece, al lugar de donde nunca debió dejar de estar.

Lo que sucedió después de su llegada todos lo conocemos, no creo que haga falta recordar lo que se ha logrado desde que llegó a aquella plantilla de la cual solo sobreviven Sergio Ramos y Marcelo Viera.

Cristiano Ronaldo llegó aquel 6 de Julio del 2009 para devolvernos el espíritu, la voz, alegría, el orgullo, la pasión y el sentimiento victorioso que nos habían robado. Ese día de verano con su llegada al Santiago Bernabéu comenzó uno de los mayores cambios positivos de nuestra historia, siendo Cristiano Ronaldo la piedra angular del proyecto que hoy nos permite ver desde la cima de la victoria a cualquiera que intente acercarse a discutirnos nuestra supremacía futbolística.

Cristiano Ronaldo sigue aquí, y hoy después de 3 Champions consecutivas o de 4 en 5 años, hemos pasado de tener 9 a tener 13 y solo puedo estar más que agradecido a un jugador que llegó hace 9 años para devolverme la felicidad total en lo que al fútbol se refiere.

Entiendo la postura del Club, y estoy de acuerdo en que las maneras de Cristiano no han sido las correctas, pero ¿quién ha sido totalmente correcto en su vida, con su familia o con su empleo, quién de todos nosotros ha estado exento de cometer grandes errores en estos pilares esenciales de nuestra existencia? Todos y cada uno podemos opinar, por supuesto, pero Cristiano Ronaldo seguro tendrá sus razones, tal cual las tiene el Club.

Por sus fallos no deja de ser más o menos madridista que cada uno nosotros, de hecho el fue el que llegó al campo de guerra con todo en contra a luchar por el escudo y por nuestros sueños, y sinceramente creo que se merece como mínimo respeto de parte de la afición a la cual le devolvió la vida deportivamente hablando.

Muchos nos dejamos llevar por la prensa, caemos en sus debates, nos dejamos influir de una u otra manera y queremos elevar la voz con nuestros argumentos de lo que significa el madridismo o de lo que está bien o lo que está mal, pero justo en ese egoísta proceso nos olvidamos del principal estandarte que hemos tenido en el terreno, dejamos de pensar en que ese primera espada ha estado allí 9 años partiéndose la cara por todos y cada uno de los que amamos y queremos a este Club.

Por estas razones jamás me atrevería a expresar que me daría igual su partida, que Cristiano Ronaldo solo es uno más en la historia del Club, que si se va, adiós y gracias por los favores recibidos, que así como vino, se irá y llegará otro. Quizás puede que esto último suceda, pero no está demás recordar que la situación en que estábamos el día de su llegada era totalmente opuesta a la que hoy estamos viviendo. Es tan distante y diferente como el día y la noche, como el frío y el calor, como el amor y el odio y él justamente él fue la pieza con que se empezó a engranar toda esta grandiosa maquinaria blanca que hoy brilla desde lo más alto del olimpo del fútbol mundial. Yo por mi parte siempre le estaré eternamente agradecido y jamás podré ser mezquino en cuanto a sentimiento por el portugués de Madeira se trate.

Cristiano Ronaldo nos ha dado una lección de vida a todos y cada uno de nosotros, y no es otra que a pesar de que todo el planeta esté en tu contra, si crees en ti y tienes los objetivos claros, puedes alcanzar la gloria sin importar los obstáculos que se presenten, lo puedes lograr cometiendo errores y siendo perfectamente imperfecto, lo puedes lograr así tengas que ir en contra de todo y de todos.

Cristiano Ronaldo junto a Don Alfredo Di Stéfano es el mejor jugador de la historia del Real Madrid y eso ninguna opinión, ningún desprecio, ningún malagradecimiento, ninguna descalificación, ni nada, ni nadie, lo podrán cambiar y mucho menos borrar.

A ver repitan todos conmigo:

¡1… 2… 3… HALA MADRID!

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