España y el doble rasero de la Prensa



El partido mundialista de ayer entre España y la eliminada Marruecos nos dejó un nuevo y esperpéntico espectáculo tanto en el césped como sobre todo en el banquillo, ofreciendo un dantesco partido, de pésimo fútbol y una aún peor dirección técnica desde la banda a cargo de Fernando Hierro.

Un mal juego protagonizado caracterizado por un fútbol de toque absolutamente anodino, sin criterio, lento y previsible pero sobre todo por un infame balance defensivo que ha hecho posible que prácticamente todas las selecciones contra las que hemos jugado nos hayan hecho muchas, demasiadas ocasiones de gol y haya hecho que el equipo nacional haya encajado hasta cinco goles ante selecciones en teoría más débiles que la nuestra.

A eso hay que unirle un grupo humano integrado por jugadores pasados de años e incluso de partidos en sus piernas, fuera de forma y sin nivel para estar en estos momentos ocupando el once titular español, pero al que Hierro, el “Seleccionador Okupa”, ha unido su destino, como ya hiciese el ínclito Marqués en el Mundial de Brasil 2014 y en la Eurocopa 2016.

“Ganar como sea”, sólo para España

Contrariamente a lo que estos años ha venido ocurriendo con el Real Madrid, la misma prensa, -no, no otra, exactamente la misma- que exigía la excelencia futbolística al club blanco, lleva todo el campeonato mirando para otro lado y tapando las miserias del equipo español, que son muchas (y hablo sólo desde el punto de vista deportivo, porque de las otras, también habría para escribir un libro), y apenas sí se han alzado voces críticas contra el juego del equipo y las evidentes carencias tácticas del actual seleccionador.

A los mismos, exactamente los mismos, que se han pasado dos años criticando desaforadamente a Zidane por, según ellos, alinear por decreto a Benzema o incluso a Bale, ahora les parece maravilloso que dos cadáveres deportivos como Iniesta o Silva jueguen todos los partidos, estén como estén (que por cierto, están fatal).

Es más, los mismos que decían que Zidane era injustísimo con Lucas Vázquez y Asensio por no jugarlo todo, resulta que ahora les parece maravilloso que estos dos jugadores chupen banquillo con España mientras dos zombies como Iniesta o Silva deambulan por el campo.

De hecho sorprende cómo la prensa aplaude de forma entusiasta el hecho que Hierro haya unido su destino y alinee sistemáticamente a determinadas “vacas sagradas” como Iniesta, al que llevan homenajeando de cara a su merecido retiro dorado japonés desde hace ya varios meses, Silva, Carvajal o Busquets, entre otros.

Por otra parte, los mismos, sí, sí, exactamente los mismos, que se mofaban cada fin de semana del balance defensivo del Real Madrid y criticaban su escasa solidez atrás, se han puesto ahora de perfil para criticar el pésimo estado de nuestra defensa, con unos irreconocibles Ramos y Piqué y dos coladeros descomunales como están siendo Jordi Alba y Carvajal.

Jugadores que, con el aplauso de la prensa, están jugando todos los partidos a pesar de tener en el banquillo a jugadores que apenas han jugado como Nacho o jugadores como Odriozola o Azpilicueta, que ni siquiera han disputado un minuto en lo que llevamos de campeonato.

Es vergonzoso ver cómo no hemos sido capaces de dejar nuestra portería a cero ni un solo partido, a pesar de haber jugado no ya contra Portugal, que está para los leones como ha demostrado en esta fase de grupos pero que fue pasto de la voracidad goleadora de Cristiano Ronaldo, sino contra selecciones menores como Irán y Marruecos. Pero más vergonzoso es ver que eso, que para el Real Madrid es una lacra, para España ni se comenta.

La facilidad con la que nuestros rivales se han plantado en las inmediaciones de área española y con la que nuestro portero es goleado no es objeto de crítica alguna. Se le echa la culpa al empedrado, al nivel del rival, a pesar de que sean equipos, incluyendo Portugal, de escaso nivel futbolístico.  “Es que aprietan mucho, alguna ocasión tienen que tener”, como decía Camacho el día del partido ante Marruecos, sin ir más lejos… Todo es complacencia, comprensión y, lo que es peor, la más flagrante ausencia de autocrítica.

Sí, esa autocrítica que, incluso ganando, se le ha exigido al Real Madrid porque sí, es cierto que gana, pero que al parecer no sirve, ya que a los blancos les hacen muchas ocasiones, les llegan muchas veces, como tantas veces nos han reprochado en estos años todos estos caraduras de la “Canallesca”.

De hecho, para España ha desaparecido todo atisbo de exigencia, en especial con el juego del equipo. Sí, esa exigencia de juego de toque, de combinación, de centrocampistas jugones que soben la pelota hasta el mareo de la que hacen gala para con el Real Madrid ha desaparecido como por arte de magia para España.

Mientras que al Real Madrid se le exige no sólo ganar sino hacerlo como los Globetrotters, a menos que se desee que venga Relaño y diga que las Champions de los blancos no sirven porque fueron victorias vergonzantes dado que se produjeron jugando a la contra, a la mal llamada Roja sólo se le pide que gane.

La portada de Marca del lunes es altamente esclarecedora de por dónde van los tiros: “Ganar como sea”. Y como esto, los comentarios de los sesudos analistas de las miles de tertulias radiofónicas y chiringuitos televisivos sólo hablan de que hay que ganar y pasar a la siguiente fase, a ser posibles como primeros de grupo, por lo civil o lo penal.

Que del jogo bonito y la excelencia ya si eso, en otra ocasión, que con las cosas de comer no se juega y que hay que seguir viviendo a la sopa boba en la concentración del equipo, a cuerpo de rey y disfrutando de las prebendas que suponen trabajar en Rusia con todos los gastos pagados.

David De Gea, el nuevo “chivo expiatorio” 

Hablando del portero, resulta curioso que De Gea se haya convertido en el único objeto de crítica del equipo. El meta del Manchester United es el nuevo chivo expiatorio para la prensa, su nuevo nuevo “pimpampum”. Con razón, como pasó el día de Portugal con el segundo gol luso, o sin ella, como pasó por ejemplo ante Irán o ayer mismo ante Marruecos.

Lo que me sorprende es lo complacientes y comprensivos que eran estos mismos personajes con los fallos de Iker Casillas (por ejemplo, el día de la goleada ante Holanda en 2014), aun siendo más groseros y evidentes que los que ha tenido David De Gea en este campeonato. Pero claro, le debían tantas cosas al mostoleño que favor con favor se paga…

El afán por colocar bajo los palos a Kepa Arrizabalaga es digno de estudio, de no ser porque detrás del buen meta vasco se encuentra Bahía, la agencia de representación de Petón, perejil en todas las salsas mediáticas y Antonio Sanz, uno de los más asiduos a las tertulias de Radio Marca.

También me malicio que en ese empeño de hacer de Kepa el portero titular de España hay muchas ganas de usarlo, como tantas otras cosas de la Selección durante estos últimos ocho años, como arma arrojadiza contra el Real Madrid.

Ya lo estoy viendo: “Kepa titular en España: El portero que no quiso el Real Madrid” o “La cabezonería de Zidane evita que el portero titular de España no sea portero del Madrid”… De esta gente, por desgracia, hay que temerse lo peor.

Porque de Kepa, del que curiosamente la prensa sólo saca a colación el gran partido que hizo ante el Real Madrid en el Bernabéu, pero parece haber olvidado que antes y, sobre todo, después de ese partido, el vasco se ha comido goles a pares y con él bajo palos, el Athletic se ha arrastrado en la Liga durante la pasada campaña

El “Okupa” Hierro, libre de críticas 

Por último, me sorprende la ausencia total de la más elemental crítica a la pésima dirección técnica que España está teniendo desde el banquillo. Hierro, del que todos sabemos cómo y por qué accedió al cargo de seleccionador, está dando muestras de una más que evidente falta de preparación y recursos tácticos. Y, sin embargo, nadie es capaz de pedirle cuentas de su mala gestión al frente del equipo.

Todo lo contrario. Se elogia su “gestión del grupo”, les parece maravilloso que, a pesar de que tenga en la recámara jugadores como Saúl, Koke, Rodrigo, Aspas, Nacho u Odriozola, no prescinda de jugadores como los citados Iniesta, Silva, Busquets, Carvajal e incluso Ramos o Piqué.

Ni una sola palabra al hecho que no sepa leer los partidos y que le dé igual ir por delante o por detrás en el marcador ni que su conservadurismo le haya llevado a ser incapaz de hacer cambios que revolucionen el equipo. Todo lo contrario, sus cambios, previsibles y sencillos, de hombre por hombre, nunca de sistema, tienden siempre a no molestar a las vacas sagradas y que nadie de los que manda en ese vestuario le pueda echar en cara cómo llegó al cargo.

Aunque claro, hay que tener en cuenta que gran parte del “mérito” del meteórico ascenso de Hierro al puesto de seleccionador se debió a las infame confabulación entre la prensa, ansiosa de crucificar a Lopetegui por el delito de lesa patria de preferir al Real Madrid antes que a la sacrosanta “Roja”, y a Luis Rubiales, que se echó en brazos de la prensa para blanquear su fechoría de despedir a Lopetegui de la forma en que lo hizo.

El presidente de la RFEF, que se había hecho el indignado por aquel fichaje, dijo que se había enterado cinco minutos antes de publicarse la noticia en la web del Real Madrid, pero como ha quedado demostrado, mintió ya que sabía de la existencia de las negociaciones entre el club blanco y el entonces seleccionador nacional al menos una semana antes e incluso había preparado una comparecencia conjunta al día siguiente del anuncio para explicar el acuerdo.

Pues bien, dado que la prensa ha sido culpable en gran medida del despido extemporáneo e irracional de Julen Lopetegui y puso a dedo a Hierro, no está ahora en condiciones de criticar sus decisiones ni su escasa preparación sino que se dedica a echar balones fuera.

Por tanto, y a pesar de que el currículum vitae de Hierro como entrenador cabe en una servilleta de papel, nadie de la prensa le ha llamado “alineador” ni “mero gestor de egos”.

Ni siquiera se ha hablado de su “flor” como entrenador, a pesar de que el gol que le dio la victoria a España ante Irán proviniese de un rechace involuntario en la rodilla de Diego Costa o que en el minuto 93 del último partido, el bendito y hasta ahora denostado VAR diese validez a un gol a España, inicialmente anulado por fuera de juego, y en paralelo concediese un penalti contra Portugal, que nos ha permitido pasar de ronda como primeros de grupo.

Sorprende, sobre todo porque estos mismos que callan sobre la buena (y necesaria) buena fortuna de Hierro, se han pasado los dos años y medio Zidane en el Real Madrid menospreciando su figura como entrenador y minusvalorando su talento, a pesar de sus múltiples éxitos al frente del banquillo del club blanco.

Ahora bien, si como todo apunta y a pesar de haber evitado in extremis el duro escollo del cruce con la siempre rocosa Uruguay en octavos de final, España cae eliminada más pronto que tarde, esta misma prensa que aupó a Hierro a los altares, será la misma que, de forma inmisericorde, acabará con él y le despellejará vivo, como ya hizo con otros.

MIentras tanto, como ocurre con la Mafia, a cambio de este silencio cómplice y el mirar para otro lado, evitando decir que el rey está desnudo, seguirán las filtraciones de alineaciones, las prebendas en los entrenamientos y los cuchicheos de salón para seguir echando leña al fuego y alimentar sus tertulias y sus gilidebates diarios.

Deja una respuesta