El Real Madrid y el puñetazo en la mesa

Mucho se ha escrito ya al hilo de la maldita final de la Copa del Rey de baloncesto, en la que puedo decir sin temor a equivocarme que hemos asistido al mayor escándalo arbitral no ya de la historia del baloncesto español, sino si me apuras, del deporte mundial,

Pero es que, a medida que pasa el tiempo, lejos de decaer, mi indignación va en aumento y no ya por lo ocurrido sino por las reacciones que estoy viendo entre la prensa y determinados aficionados madridistas,

Porque lo que hemos podido ver no es ya un error de apreciación, como tantos a los que nos tienen acostumbrados por desgracia los arbitrajes en contra del Real Madrid, tanto en baloncesto como en fútbol, sino que hemos asistido a algo aún más repugnante y dantesco, como es la prevaricación más absoluta.

Y eso obviando otra serie de errores arbitrales en los últimos segundos que añadir a su debe, como que en la jugada anterior a la falta a Singleton, Tomic tarda más de seis segundos en sacar de fondo, lo que debería haber devuelto el balón al Madrid, Pesic invade el campo instantes después (técnica) y que Kuric corta la zona para recibir el último pase saliéndose del campo.

No es un simple error, es prevaricación

Dice la RAE, y así lo recoge el Código Penal en su artículo 404, que la prevaricación consiste en dictar una resolución manifiestamente injusta a sabiendas. Y eso, nos guste o no, es lo que ocurrió el pasado domingo por la noche en el WiZink Center, con la última jugada de la Final y que, a la postre, acabó dándole el título al Barça.

Y es que aquí está la gran diferencia con respecto a otros desmanes que hemos vivido otros años y, sobre todo, donde se han cruzado todas las líneas rojas de la corrupción federativa que nunca antes se habían cruzado.

Hasta ahora, jugadas como la ya tristemente famosa falta personal de Claver a Taylor en el último segundo de la Final de la Copa del Rey de 2018 y, por qué no decirlo, la falta clara -que además debió haber sido antideportiva-, de Randolph a Singleton en la jugada previa al caos o en el famoso “era campo atrás” del partido de cuartos de final de hace dos años ante el Morabank Andorra, no pasaron de ser errores de apreciación. Groseros, sí, sin duda, pero errores de apreciación al fin y al cabo.

Errores que, como en el caso de la falta a Taylor, bien pudieron haber sido solventados con haber acudido al Instant Replay por parte de los árbitros de aquel partido, pero no se hizo y todo se saldó con el enfado de los jugadores del Real Madrid y el título en las vitrinas culés.

Sin embargo, en esta ocasión la cosa ha sido diferente. Muy diferente. ¿Por qué? Muy sencillo, en esta ocasión, la jugada entre Tomic y Randolph, un más que evidente rebote y no un tapón ilegal, fue revisada en las pantallas de TV por García González, Pérez Pérez y Benjamín Jiménez, los tres tenores de la indignidad arbitral.

Lo realmente sorprendente -y he aquí la gravedad del asunto- es que los tres árbitros, de forma unánime se reafirmaron en su errónea decisión de dar validez a una canasta manifiestamente ilegal.

A pesar de que todos, tanto en la mesa de anotación como los asistentes al partido y los espectadores en general, vimos que la jugada no era tapón sino un rebote normal y corriente y por tanto, la canasta nunca debió haber subido al marcador y el Real Madrid de baloncesto tendría una Copa más que enseñar en el Tour del Bernabéu.

El necesario puñetazo encima de la mesa

Lo que más me ha gustado de todo este enredo ha sido que por fin el club ha reaccionado como lo ha de hacer en un caso tan grave como éste, donde insisto, no hablamos ya de una jugada en la que un árbitro se equivoca y ya está sino que, tras el error y a pesar de la claridad de las imágenes, los árbitros se reafirmaron en su equivocación, contra viento y marea, dictando como dice el concepto de prevaricación una resolución injusta a sabiendas.

Por tanto, un caso tan grave necesita de una respuesta proporcional a lo ocurrido y he de decir que la respuesta del club ha sido ejemplar y sobre todo, deseada por una gran parte del madridismo, pero no desde ahora sino desde mucho antes, tanto en fútbol como en baloncesto.

La expulsión a divinis del colectivo arbitral para esos tres elementos y la petición de un reconocimiento de culpa por parte de la ACB eran lo mínimo que cabía demandar al club en su respuesta. Pero reconozco que poner encima de la mesa, aunque sea en forma de globo sonda, su salida de la Liga Endesa ha sido toda una genialidad.

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Porque todos, empezando por la propia ACB y terminando por Movistar, patrocinador de la Liga y operador en exclusiva de los derechos de TV, saben que una Liga sin el Real Madrid es sencillamente su ruina más absoluta. No sólo porque es el equipo que más ingresos genera sino el que más audiencia televisiva produce.

Convertir la ACB en un remedo de la Liga ASOBAL de balonmano, en la que se ha quedado el Barça como único dominador y el resto de equipos como meras comparsas, seria la ruina de la citada competición, como lo ha sido para la competición doméstica de balonmano.

Y todos sabemos que una ACB sin el Real Madrid estaría abocada a eso. Esto es, una competición monopolística y aburrida, si acaso a un duopolio entre Barça y Baskonia, que no tendría apenas interés.

La gran falacia de la pataleta y la burla sistemática de la prensa

A pesar de todo lo anterior, lo que me ha animado de veras a escribir este artículo ha sido un par de tuits deleznables de dos sujetos cuya escasa catadura moral, por otros aspectos de sobra conocidos, ya estaba sobradamente demostrada.

En primer lugar, uno de Juanma Trueba, el entrañable Padre Trueba. Sí, ese tipo de voz engolada, muy antimadridista y pagado de sí mismo que castiga todas las noches a la audiencia de El Transistor de Onda Cero, gracias a José Ramón de la Morena con una homilía insoportable cuyo leit motiv suele girar siempre en atizarle palos al Real Madrid.

Pero lo de esta vez ha pasado de castaño oscuro, al denominar como “pataleta” la reacción del Real Madrid, enlazando a un artículo del propio Trueba con ese nombre. Al mismo tiempo ironizó en otro tuit sobre la ristra interminable de enemigos que tiene el club y que, por supuesto, todos estaban equivocados.

Muy en esta línea, encontré otro tuit, en este caso de Isaac Fouto, otro bulto sospechoso del periodismo deportivo español, y principal estómago agradecido del colectivo arbitral, en este caso de fútbol y uno de los mayores blanqueadores de las tropelías arbitrales, en especial contra el Real Madrid, que hay en España.

Fouto bromeaba sobre si ya  habían extraditado a los árbitros de la ACB y le habían retirado los permisos de residencia y sus casas. Como si lo ocurrido fuese algo divertido y, como dijo la ACB, efectivamente, fueron “errores graves” y a otra cosa, mariposa.

Sinceramente, a Trueba le diré lo que muy acertadamente le ha respondido un brillante articulista y colaborador de esta casa como es Erzuru2000. Efectivamente, estamos enfrentados a toda una caterva de vividores, de prevaricadores y de gente absolutamente insana para la buena salud de cualquier competición deportiva.

Curiosamente, con quienes nos llevamos de maravilla es con las instituciones deportivas europeas (y del resto del mundo) y tenemos el reconocimiento y el respeto de la prensa y aficionados extranjeros, que a diferencia de los de aquí, sí saben de nuestra grandeza y admiran nuestra forma de hacer las cosas. No todos pueden decir lo mismo, me temo.

Y no, no es una pataleta. Es sencillamente una reacción altamente demandada por parte de la afición madridista, harta ya de que nos meen encima y además tengamos que decir que llueve y poner la mejor de nuestras sonrisas. Eso se acabó, señor Trueba, aunque a Vd. no le guste.

La lástima es que esta misma decisión no se pueda hacer extensiva a la Liga de Fútbol Profesional. A ver si ese tipo tan “madridista” como es Tebas pero que tanto nos odia, podría seguir vendiendo en el extranjero la milonga de “La Mejor Liga del Mundo” sin el Real Madrid.

Afortunadamente, la situación del Real Madrid de baloncesto en la Euroliga es diferente. La competición continental depende de una institución seria y que ya se ha manifestado abiertamente opuesta a los intereses de las competiciones domésticas y a la propia FIBA (como se vio con lo de los partidos internacionales de clasificación para Mundiales y Eurocopas de naciones)  y cuyo prestigio, interés e importancia no dejan de crecer. Allí si nos quieren y nos valoran como merecemos. Hagámosle los honores.

Por último, a Fouto le diré que, él más que nadie, debería saber que lo que ha indignado al club y ha encendido la mecha de toda esta reacción contra el arbitraje y la propia ACB no es la existencia del error, algo consustancial en el ser humano. Y que lo que el club (y los aficionados queremos es que esos tres pájaros no se vuelvan a acercar a una cancha de baloncesto en sus vidas.

Porque si yo me equivoco tan gravemente en mi trabajo y provoco un desaguisado con la trascendencia que tuvo el error de esta gente, no duro ni 10 minutos y saldré eyectado de mi puesto con despido procedente. Por tanto, no entiendo por qué esta gente no debe perder el suyo.

Lo realmente indignante, como está ocurriendo en fútbol con la aplicación tan discrecional e injusta del VAR especialmente a favor del Barça y en contra del Real Madrid, es que, teniendo los medios para luchar contra el error, no se usen o, peor aún, se usen de forma torticera y contra el propio reglamento.

Seguro que este pensamiento tan básico, hasta un tipo como Fouto, si lo reflexiona míninamente podría llegar a entenderlo…

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