Vinicius y sus superpoderes

Tienta criticar a Vinicius, es sencillo ponerlo a parir a raíz de sus errores frente a la portería rival, sin embargo le ves la cara de niño  y te echas para atrás dándole otra oportunidad pensando “cómo voy a odiar a este chico”.

Pero el brasileño siempre por alguna razón, te da una luz de esperanza. Le pides al equipo que le den el balón, más aún si va arrancando por izquierda cual velocista esperando el relevo.

Lleva electricidad en sus regates. Pero en ocasiones nos recuerda a los noveles super héroes que no pueden controlar apenas sus poderes recién otorgados. Al bueno de Vinicius se le han dado dos poderes puntuales: La velocidad  y la habilidad. A ello podemos sumar que no le tiene miedo a nada, ni a las situaciones más complejas que te puede presentar un partido de fútbol. Además, desde hace tres años luce la camiseta del Real Madrid con un desparpajo juvenil que nos regala infinita ilusión.

Pero hablábamos del control de sus habilidades. Cuando apunta y dispara, de pronto todos esos poderes desaparecen, se humaniza, baja a la superficie donde habitan los delanteros que jamás llegarán a la élite. Y no será por la falta de esfuerzo de Zidane en corregirle. Abundan testimonios de que el entrenador francés insiste con él incluso terminadas las prácticas. Lamentablemente ese maravilloso don del gol no lo tiene y parece ser que no lo va a tener nunca.

Hablaba también de la esperanza. Lo del partido contra el Atalanta es para creer en que nos puede rescatar de otras maneras. No con sus goles, pero si con su inacabable ímpetu. El ¨déjenme a mí que tengo otra idea” mientras sus compañeros van detrás de él para ver que pasa con rostros de incredulidad.

Eso pasó frente a los italianos. Con el gesto torcido aún del capitán por el gol que se falló el brasileño después de una jugada previa maravillosa, Vinicius iba de nuevo y sabía que podía ayudar. Va y choca con Toloi que lo tira al suelo en la línea de penalti y por fin consigue algo para el equipo.

Se ha ganado el puesto de titular con esfuerzo, quizás también con un poco de suerte ante las calamidades de Hazard.

Felizmente que su evolución la lleva alguien como Zinedine Zidane. Le entiende y le otorga los minutos que su inmensa sabiduría de hombre de fútbol sabe como calcular. Cree en Vinicius así como nosotros.

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