Entre olivos y tierras pardas hasta donde alcanzaba la vista, esperaba un año más y regalos por parte del Real Madrid en forma de victorias, a ser posible dos.
Desde luego la primera parte contra los alemanes no vaticinaba un buen regalo, más allá de poder estar viendo a nuestro equipo blanco, por supuesto. Aumento de palpitaciones, nervios, gruñidos e inflar los carrillos como tanto hace Carletto, parecía la única solución.
La defensa hacía aguas y ya se podían leer comentarios hiper-mega respetuosos del 90% de aficiones rivales, que hasta donde se sabe son españolas… ¿o no lo son?
Dejando eso a un lado y, tras el descanso que todos merecíamos, quien diga que no, miente, la segunda parte parecía un buen recuerdo de partidos europeos de la Champions anterior, no tan alejada aunque para muchos pareciera que fue hace siglos; la memoria selectiva y tal.
Entre dimes y diretes, ¡sorpresa de nuevo! Saben jugar cuando quieren, o al menos eso daban a entender. O aunque sea una opinión poco popular, el codiciado francés no sirvió de mucho, no para Vini al menos. Cuando el primero abandonó el campo, el brasileño no pensó en nada como pasarle en cada ocasión, fuera ésta acertada o no, y así anotó tres goles, o más bien tres golazos.
Esto, sin quererlo, me hace pensar en Jota Jordi diciendo que “Vini nunca estaría entre los 10 mejores jugadores del mundo […] que era suplente” y más pitos en vinagre. Pero shhhh, que esas declaraciones son antiguas y ahora tenemos que agachar la cabeza por lo pasado el mismo día de mi cumpleaños.
Gracias a Dios, o por desgracia, porque tuvimos que volver antes de vacaciones por un problema de salud, vimos un partido que hace que hoy por hoy (menos de 24 horas más tarde), entrenadores de sofá, cuñados varios y seguidores que hacen más ruido en las malas que en las buenas, griten bien alto defendiendo a su jugador favorito y echando más peste aún que de costumbre, de quien más rabia les da.
El partido, más casposo que de costumbre, recordó a los clásicos de hace muchos años donde las goleadas se sucedían tanto en casa como fuera y hoy por hoy (a mí por lo menos), no me sirve de excusa el número de partidos, la ausencia de jugadores por lesión o directamente la falta de ellos en el equipo directamente.
¡¿Que hay que fichar?!
Sí, pero claro solo a quien les gusta a algunos.
¡¿Que fue un desastre técnico?
Para mí Flick le hizo un traje a Carlo (no así su segundo por la falta de respeto que mostró). Y recalco el para mí.
¡¿Que hay que echar a Carlo?
Sí, mañana mismo a más tardar, junto con traer a Sergio Ramos que es lo que de verdad necesitamos. Para quien no me conozca lo suficiente, por supuesto es IRONÍA.
No se augura un buen futuro próximo frente al Valencia. Porque sí, si perdemos ese partido, para el equipo valenciano será como ganar una Copa de Europa y sus aficionados tardarán un poco más en echar pestes sobre su club. Los antis, que suponen un buen tanto por ciento en este país, estarán disfrutando como si su sueño favorito se hubiera hecho realidad. Todo sea por ir en contra de los de siempre y olvidar (si no lo han hecho ya hace tiempo) el tema Negreira…
Así que mi regalo de cumpleaños no llegó a tiempo, por lo menos este año.
Sea como sea, HALA MADRID ¡AHORA Y SIEMPRE!