Crónica: SSC Napoli 1-3 Real Madrid | Octavos de Final de Champions (Vuelta)

SSC Napoli 1-3 Real Madrid: “El Infierno se congela”

SSC Napoli 1-3 Real Madrid
Ramos festejando su segundo gol | SSC Napoli 1-3 Real Madrid

Dicen los entendidos musicales que un día, el difunto Glenn Frey -uno de los líderes de la mítica banda The Eagles-, fue preguntado si algún día volvería a tocar con Don Henley, el otro líder del grupo y con el que mantenía una tremenda enemistad, a lo que Frey respondió que lo haría sólo el día que el Infierno se congelase.

Y algo así debió pasar años después de aquella afirmación. En concreto, en 1994 cuando la banda californiana se reunió para grabar un disco en directo, cuyo nombre “Hell Freezes Over” (El Infierno se congela) es perfecto reflejo de lo ocurrido.

Pues bien, algo similar ocurrió esta noche en el Estadio San Paolo de Nápoles, donde decían que el Real Madrid iba a vivir el más duro infierno al que se habría enfrentado jamás en sus recién cumplidos 115 años de historia.

Además de las caceroladas y manifestaciones nocturnas en la puerta del hotel donde se hospedaba la expedición blanca, estas horas hemos acudido a un más que evidente exceso de aforo en el campo.

Por no hablar de la indecente actuación de ciertas agencias de viajes, con la connivencia del club azzurro, para con los fans del Real Madrid, a los que casi dejan fuera del partido, después de una especie de “secuestro exprés” en los autobuses que les deberían llevar al estadio.

En definitiva, un ambiente infernal y atronador que se iba a vivir en San Paolo esta noche. Sin embargo, tras una primera parte calamitosa en la que el Real Madrid estuvo a merced del conjunto napolitano, una vez más, la cabeza de Sergio Ramos, con dos goles casi idénticos, y un tanto postrero de Morata, echaron toneladas de hielo polar sobre aquel presunto infierno, que quedó congelado para siempre.

¿Arranque lamentable del Madrid o salida en tromba del Nápoles?

Estaba claro que el Nápoles iba a salir a por todas desde el primer minuto. Animados por unos incontrolables tiffosi desde la grada, los italianos salieron con la firme decisión de hacerse con el partido desde el saque inicial, como así fue.

Una salida en tromba que acogotó de tal manera al Real Madrid cuyo planteamiento de salida, con un centro del campo en franca minoría numérica, con Casemiro, Modric y Kroos (ocasionalmente ayudados por Gareth Bale), era incapaz de frenar de ninguna manera.

De hecho, los primeros 15 minutos fueron un asedio constante del Nápoles sobre el marco de Navas, quien se tuvo que emplear a fondo dos veces. La primera, con apenas siete minutos disputados, sacando acrobáticamente un córner botado desde su lado izquierdo que se iba dentro. La segunda, unos instantes después, desviando un gran disparo lejano de Insigne. Por no hablar de un tiro de Hamsik desde fuera del área que salió rozando el poste izquierdo de Navas, tan solo un par de minutos antes.

Marcelo, disputando un balón con Isigne | SSC Napoli 1-3 Real Madrid

El Madrid, en esos momentos, era un juguete en manos del Nápoles. Sin rigor táctico, sin intensidad, incapaces de llevarse un solo balón dividido, un desconcertado Zidane veía cómo sus líneas estaban cada vez más rotas.

Había una distancia sideral entre los tres de arriba, que salvo Bale, se quedaban esperando el balón, mientras que el centro del campo literalmente era transparente y el Madrid sólo podía defenderse a base de balones largos.

Fue precisamente así cómo en el minuto 17, con un balón largo de Casemiro al espacio de Bale quien, tras un gran control y yéndose en velocidad de Albiol, se acercó por vez primera a los dominios de Reina, pero su disparo, flojo, acabó en las manos del meta español.

Un mero espejismo, sin duda, pues como dice mi madre, todos los refranes son verdaderos. Y tanto va el cántaro a la fuente que al final se acabó rompiendo. En el minuto 24, un nuevo ataque del Nápoles, con una jugada de combinación de todo el centro del campo italiano, volvió a superar la inexistente medular blanca.

Una jugada que acabó con una triangulación pésimamente defendida y al primer toque en la zona de tres cuartos del Real Madrid entre Insigne, Hamsik y Mertens y el delantero belga, rompiendo en velocidad y totalmente libre de marca, cruzó el balón lejos de Keylor Navas.

Con tan solo 25 minutos de partido se cumplieron los peores presagios sobre el desarrollo del partido y, lo peor, con casi dos tercios del partido aún por disputar, las perspectivas sobre el desarrollo final de la eliminatoria habían cambiado radicalmente para ambos equipos.

No es de extrañar pues, que el Nápoles, viendo el caos reinante en la zona medular del Madrid y la carencia de intensidad en su juego, optase por dar un paso adelante y tratar de sentenciar la eliminatoria, pues un segundo gol mandaba a casa al Real Madrid.

Sin embargo, este Real Madrid es así de inexplicable, tras solo dos minutos después del gol del Nápoes,  y cuando peor estaban las cosas, un gran pase de Benzema al corazón del área del Nápoles era recogido por Cristiano Ronaldo. El astro portugués, completamente libre de marca, regateó a Reina en su salida pero el balón se fue al poste y el rechace no pudo ser aprovechado por Bale.

Aquello fue un mazazo para el Real Madrid que, en vez de explotar los defectos de una endeble defensa italiana, volvió a acularse atrás y perdió una vez más el control de la pelota y del centro del campo.

Bale luchando por un balón durante el partido | SSC Napoli 1-3 Real Madrid

Así, en plena oleada napolitana, en el minuto 37 el equipo transalpino pudo ver sentenciada la eliminatoria cuando un nuevo error defensivo permitió a Allan asistir a Dries Mertens que, completamente solo, mandó el balón a la cepa del poste derecho de Navas.

El Madrid por aquel entonces estaba completamente roto y a merced del Nápoles, que apenas un minuto después, volvió a intentarlo con una gran contra llevada por Hamsik, pero su disparo lejando acabó rozando la cruceta del marco de Keylor Navas.

Por eso, cuando el árbitro Çakhir pitó el final de la primera mitad todo el mundo en el club blanco, jugadores y aficionados, respiró aliviado, como el púgil que está a punto de caer noqueado pero le salva la campana y tiene que irse a la esquina a recibir el árnica.

Un nuevo Real Madrid tras el descanso

Pero el Real Madrid, como dije antes, tiene eso de místico, inenarrable y que no se puede entender, especialmente para los antimadridistas y la segunda mitad rompió todos los esquemas previstos.

De hecho, el equipo blanco fue el primero en dar un aviso con un gran pase cruzado de Marcelo hacia Benzema que, ligeramente adelantado, disparó pegado al palo corto de Reina.

No hubo mucho más que esperar para resolver la eliminatoria. En el minuto 50 se acabó lo que se daba. Un córner en la banda izquierda, una jugada que el Madrid domina a la perfección y que hemos visto tantas veces, y el guante de la pierna derecha de Kroos centró un balón medido al área italiana, donde esperaba Sergio Ramos.

El camero se levantó con majestuosidad sobre el cielo napolitano y conectó un fantástico cabezazo que se coló con rabia por el palo largo de Pepe Reina, que nada pudo hacer por evitarlo. En ese momento, empezó la primera glaciación sobre las calientes gradas de San Paolo, sabedores que la eliminatoria estaba prácticamente perdida.

Pero la cosa no quedó ahí. Seis minutos más tarde, en un calco de la jugada del primer gol, aunque ahora en la esquina izquierda, un nuevo córner botado por Toni Kroos, con la puntería de Guillermo Tell, puso el balón de nuevo en la cabeza de Sergio Ramos. El balón tocó en Mertens y entonces, una segunda y casi definitiva glaciación, terminó de congelar el infierno italiano.

Imagen del primer gol de Sergio Ramos | SSC Napoli 1-3 Real Madrid

A partir de ahí se acabó el partido. El Nápoles hizo entrega de armas y bagajes y el Real Madrid dominó a placer el encuentro. Reforzando el centro del campo con la sustitución de Bale por Lucas Vázquez, el equipo blanco no volvió a sufrir.

Apenas un par de disparos altos de Rog y un balón dividido en el área de Navas, tras un córner fueron las únicas ocasiones de las que disfrutó el Nápoles, completamente hundido, hasta el final.

Es más, en el minuto 74 una gran jugada de Benzema acabó con una mano y un clarísimo agarrón de Albiol sobre el francés. Sin embargo, el colegiado turco no quiso pitar lo que había sido un clamoroso penalti.

Pero iba a dar igual. Con Morata por Benzema e Isco por Luka Modric, el Madrid fue dueño y señor del partido. Por eso nadie en San Paolo pudo extrañarse que el Madrid, ya con el Nápoles contra las cuerdas, le asestase el golpe de gracia, unos pocos minutos después de una delicatessen de Carvajal, que acabó con el balón ligeramente alto.

En el mismo minuto 90 un excelente pase al hueco de Marcelo fue rematado al muñeco por Cristiano Ronaldo, pero el rechace quedó muerto en el centro del área y Morata, viniendo desde atrás, remachó a la red, enterrando los efímeros sueños de grandez del Nápoles.

Sin tiempo para más, el partido murió casi de la misma forma incruenta que lo hizo el Nápoles, casi sin darse cuenta y el Madrid acabó repitiendo el mismo resultado que la ida, ante una enmudecida grada napolitana que acabó oyendo el mítico “Que Viva España” de Manolo Escobar cantado por los más de 1.000 valientes aficionados que se jugaron el tipo en San Paolo.

Ahora toca disfrutar de esta gran victoria y a corregir los errores de la primera mitad. Pero huyamos de catastrofismos y disfrutemos, como digo, del hecho que una vez más -y por séptima vez consecutiva- el Real Madrid estará en el bombo de cuartos. Otros, muy probablemente, y a pesar de la euforia mediática desatada, no podrán decir lo mismo…


Podcast 4×41 ‘C4pit4n Europa’ Nápoles 1-3 Real Madrid

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