Real Madrid 3-1 Liverpool: “Y Vinicius se hizo mayor”
Espectacular triunfo del Real Madrid en este importantísimo y vital partido de ida de cuartos de final de la Champions League ante el Liverpool de un Jurgen Klopp que asistió atónito a un impresionante vendaval de juego por parte de los de Zidane.
En el que, sin duda, ha sido el mejor partido de los blancos en esta temporada, un Real Madrid tan pletórico como lleno de bajas borró del mapa a un Liverpool que, salvo un pequeño paréntesis de apenas 10 minutos y en los que logró anotar su gol, no exento de buena suerte por cierto, no tuvo opción alguna y prácticamente no logró tirar entre los tres palos.
Una primera parte primorosa del Real Madrid
Desde el primer minuto se pudo ver a un Real Madrid ávido de victoria, ambicioso y con muchas ganas de dar el primer zarpazo en la eliminatoria y para ello Zidane sorprendió con un planteamiento absolutamente diferente al del pasado sábado.
La baja inesperada de Varane por Coronavirus, registrada en la misma mañana del partido, obligó a darle la alternativa a Militao que, junto a Nacho, formarían el eje de una defensa de cuatro hombres y no de cinco como se daba por hecho, junto a Lucas Vázquez y Mendy en los laterales.
Con Kroos incrustado entre ambos centrales, el equipo supo salir sin problemas, tocando la pelota con mucha velocidad, en ocasiones incluso al primer toque y resolvió brillantemente la presión adelantada del equipo británico, con Lucas Vázquez y sobre todo Vinicius, ganando con relativa facilidad la espalda a la defensa red.
Que el Madrid iba a por el partido se puso de manifiesto cuando, a los dos minutos, Benzema ya había puesto a prueba con un disparo flojo que atrapó sin problemas Allison. Minutos más tarde, aprovechando la fragilidad de la defensa del Liverpool, Modric pidió penalti cuando tras una gran contra en tres pases entre Courtois, Vinicius y el croata, éste fue derribado por Phillips en la misma frontal del área. SIn embargo, Brych no quiso saber nada.
El aluvión madridista no cesaba y al filo del cuarto de hora Vinicius estuvo a punto de sorprender a Allison con un leve remate de cabeza tras una gran jugada de Mendy por la izquierda.
Tras unos minutos de tregua, con el Real Madrid tocando y tocando sin que el Liverpool pudiese hacer otra cosa que correr detrás del balón, llegó el minuto 26 y con él la jugada clave del partido. Kroos, desde casi 50 metros tuvo la clarividencia de ver dónde poner el balón al espacio. Allí apareció Vinicius y tras un maravilloso control orientado con el pecho, dejó atrás a la defensa y prácticamente desde la frontal del área, batió a Allison por abajo.
Justo premio para un Madrid dominador y ambicioso que, sin embargo, y a diferencia de otras ocasiones, lejos de caer en el conformismo y, oliendo la sangre de un Liverpool gravemente herido, se fue a por el segundo.
Un tanto que bien pudo haber caído apenas cinco minutos después si el colegiado hubiese apreciado el claro derribo de Kabak a Benzema cuando éste se colaba en el área y se quedaba solo ante Allison
Pero los de Zidane estaban lanzados por lo que no hubo que esperar mucho más para ver el segundo, que llegó en el minuto 36 cuando Alexander-Arnold, absolutamente desquiciado hoy ante el empuje de Vinicius, intentó una cesión suicida a su portero con la cabeza desde fuera del área y que, como era previsible, no llegó a su destino.
Se encontró antes con un Asensio tan espabilado como habilidoso que, en una maniobra técnica maravillosa, le hizo un sombrero a Allison y marcó placidamente a puerta vacía.
En plena orgía de fútbol y buen juego, Asensio estuvo a punto de dar la puntilla a la eliminatoria cuando, a punto de llegar al descanso, no pudo aprovechar una nueva indecisión de la defensa, en esta ocasión de Phillips y no acertó a batir a Allison en su salida.
Susto y gol de Salah
Tras el descanso, Klopp apostó por recuperar el control de la pelota y el dominio del centro del campo, absolutamente perdido durante la primera mitad y retiró a Keita para dar entrada a Thiago Alcántara y el equipo lo notó, vaya si lo notó.
Con el centrocampista español en el campo, el Liverpool pareció otro completamente distinto. Recuperó el control del partido y empezó a acercarse cada vez con más peligro al área de Courtois y el Real Madrid, completamente desarbolado, desapareció del campo.
Sin un solo atisbo del equipo que vimos en la primera mitad, los de Zidane apenas podían limitarse a quitarse de encima el balón que, además, no les duraba nada, por lo que el partido pasó a ser del Liverpool.
Y lo que es el fútbol. gracias a la ingente calidad de sus hombres de ataque, en la única vez que los tres de arriba le ganaron la partida a unos hasta ese momento inexpugnables Militao y Nacho llegó el gol del Liverpool, en el primer y único disparo entre los tres palos de los de Klopp en todo el partido.
En el minuto 51 y tras una jugada marcada por el infortunio, un balón dividido en el mismo corazón del área del Real Madrid, tras un disparo de Diogo Jota, mal rechazado por Modric y Militao, le cayó a Salah quien, libre de marca y bordeando el fuera de juego, batió a Courtois.
Un duro e inesperado golpe a los de Zidane que, además de injusto, le daba un aire completamente a una eliminatoria que parecía inclinada de forma clara del lado del Real Madrid.
Sin embargo, lejos de venirse abajo, el Real Madrid volvió a la Tierra y tras estos minutos en los que había estado desaparecido, el equipo se sacudió la arena y recuperó el juego perdido durante ese breve lapso que tan caro le había costado.
El equipo, comandado por un espectacular Kroos y un no menos batallador Modric, recuperó el control del partido y, ayudados por el empuje de un Vinicius que estaba volviendo loco a la defensa del Liverpool, volvió a la batalla.
Y lo hizo de la mejor forma que se puede hacer que es volviendo a tomar el control de la pelota y a moverla con la rapidez que lo había hehco en la primera mitad. El propio Kroos avisó con un disparo que se marchó por encima de la meta de Allison por bien poco, tras una buena jugada de Asensio.
El corte de Mendy y otro gol de Vinicius
Ahora bien, el Liverpool, aunque dominado de nuevo, sí que se le notaba más suelto que en la primera parte, tuvo en sus botas en empate. Aprovechando la debilidad de Lucas Vázquez, muy perdido en este período, Jota ganó la línea de fondo y habilitó a Mané, completamente solo en boca de gol. Pero cuando iba a empujarla apareció de la nada Ferland Mendy para quitarle el balón de la punta de la bota, en un corte que bien puede valer una eliminatoria
Y no, no es una exageración. Porque de lo que pudo haber sido el empate a dos se pasó prácticamente en el acto al tercer tanto madridista. Apenas un minuto después, cuando el reloj acababa de marcar la hora de partido, llegó una contra por la derecha que acabó en una jugada entre Benzema y Modric.
El croata vio a Vinicius en el punto de penalti y le asistió por abajo para que éste, de primeras, tocase rasa y pegada al palo y el balón, entre un mar de piernas acabó en el fondo de la red, superando a un descolocado Allison, haciendo justicia a lo que se estaba viendo sobre el césped.
El gol, desde luego, supuso un mazazo para el Liverpool, que volvió a hacer gala de su inseguridad defensiva. Así, en el minuto 67 Asensio tuvo en sus botas el cuarto aprovechando una contra lanzada por Benzema y se plantó solo ante Allison. Sin embargo, el delantero balear, muy fatigado ya por el esfuerzo del partido, dudó entre seguir o asistir a Vinicius, que seguía la jugada. Unas dudas que aprovechó el meta brasileño para rechazar el balón a córner.
Zidane, que ya había escarmentado con lo ocurrido tras el descanso, dio entrada a Fede Valverde por un exhausto Asensio y cambió el sistema a un 4-4-2 para asentar al equipo y sobre todo, ayudar a Lucas Vázquez, muy sobrepasado en esta segunda mitad.
Y el cambio funcionó a la perfección porque no sólo taponó los ataques por esa banda sino que ayudó a que el Real Madrid, a base de posesiones más lentas y sobre todo más duraderas, se asentase en el partido y dejase pasar los minutos, con el balón lo más lejos posible del área madridista.
Con toda la artillería ya sobre el césped, Klopp se la jugó bajando a Fabinho al eje de la defensa y sustituyendo a Kabak por Firmino y el equipo se fue hacia arriba a la desesperada y comenzaron unos interminables minutos finales, en los que el Liverpool se volcó sobre el área madridista.
Afortunadamente y con la ayuda inestimable de Casemiro, convertido ya de facto en un tercer central y merced al acierto de todos los defensas, especialmente de Militao que estuvo inmenso en el juego aéreo, el empuje de los de Klopp no quedó en nada.
Tras cuatro minutos de prolongación, el árbitro decretó el final de un partido que podría haber visto aumentado el marcador si Rodrygo no se hubiese precipitado en una contra prácticamente al final del partido.
Ahora, con una buena parte de los deberes hechos, y teniendo en cuenta el ejemplo de lo que le ocurrió al Barça en Anfield hace justo dos años, queda culminar la hazaña en el feudo británico y con licencia para soñar.
