Madridistas en Qatar: Los penaltis dejan a Tchouameni y Camavinga sin Mundial

Tchouameni vio empañado su gran Mundial con su fallo en la tanda de penaltis
Tchouameni no debe ver empañado su gran Mundial por el fallo en la tanda de penaltis

El Mundial de Qatar 2022 ya es historia y ha acabado con una final que será recordada por múltiples motivos. No sólo porque el partido ha sido un maravilloso espectáculo de emoción, fútbol y goles, que ha acabado con la victoria de Argentina ante Francia en los penaltis tras un increíble 3-3, sino también por un nuevo escándalo arbitral, favorable otra vez a Argentina que empaña una merecida victoria.

Otra vez un arbitraje parcial protagonizado ne esta ocasión por el polaco Szymon Marciniak, que señaló un penalti absolutamente inexistente de Dembelé a Di María y que no fue corregido por el VAR, volvió a “abrir la lata” a Argentina, si bien en esta ocasión hay que decir que Argentina, a diferencia del día de Croacia, estaba jugando infinitamente mejor que su rival.

En paralelo, hay que decir que los dos jugadores madridistas, Tchouameni y Camavinga, fueron protagonistas destacados con Francia. El primero, que jugó nuevamente todo el partido, fue de lo poco salvable de Les Bleus pero tuvo la desgracia de fallar uno de sus penaltis en el mmento decisivo.

Por su parte, Camavinga se incoroporó al campo en el minuto 71, revolucionó el partido y le dio un aire diferente a su equipo, a pesar de que Deschamps, en pleno despelote táctico, le ubicó como lateral izquierdo.

Pero es que, como ya ha venido ocurriendo durante todo el Mundial, el colegiado fue tremendamente desigual en la apreciación de las faltas. Además, dejó sin sancionar una mano de Mac Allister en el área argentina en la segunda parte del tiempo reglamentario (aunque ésta más bien fue cosa del VAR, de nuevo de turismo por Losail) y Paredes debió haber visto la roja por una brutal entrada a Camavinga en la prórroga.

Baño colosal de Argentina a Francia en la primera mitad

Sin embargo, siendo el hecho arbitral como fue de importante y trascendental, hay que decir que Argentina le dio un baño colosal a Francia prácticamente desde el primer minuto. Además de superarle en intensidad, los jjugadores argentinos jugaban a otro ritmo, a años-luz del de los franceses, tremendamente superados por el acontecimiento.

Se equivocó Marciniak señalando como penalti este derribo de Dembelé a Di María

Fallones, lentos de reflejos, carentes de la más elemental tensión competitiva exigible para un partido como éste, los galos, especialmente su banda derecha, así como su medular fueron rápidamente pasto de Argentina. En concreto, de un inconmensurable Di María, que volvió locos a Kounde y a Dembelé por su banda.

Precisamente, fruto de esa superioridad abrumadora de Di María, que parecía un adulto enfrentándose a dos chiquillos, llegó la jugada que marcó el devenir del partido. Corría el minuto 21 y el “Fideo” dribló con facilidad a Dembelé en el área y ante la aparente entrada por detrás del francés, se dejó caer con estrépito. Marciniak no lo dudó y señaló penalti a pesar de lo tremendamente dudoso que resultó aquella caída. Un penalti que ejecutó Messi con frialdad, engañando a Lloris.

De nuevo, con todo a favor de obra, Argentina que ya había sacado del partido a Francia a base de coraje, corazón y casta, redobló sus esfuerzos y siguió con su plan. Jugando prácticamente sin centro del campo, donde Griezzman y Rabiot no aparecían y sólo Tchouamient tenía que enfrentarse a toda la medular albiceleste, Argentina dominaba a placer. 

Y así llegó el segundo en el minuto 36, cuando Di María rubricaba su gran actuación remachando a la red una maravillosa contra de Argentina trenzada entre Messi y Mac Allister, ante el delirio de una grada, con aplastante mayoría albiceleste. Un golpe tremendamente duro, para el que Deschamps trató de encontrar soluciones cambiando de una tacada en el munuto 40 a Dembele y a Giroud por Kolo Muati y Thuram.

Una segunda parte para la historia

El descanso, como los cambios, no trajo nada nuevo. Francia seguía petrificada, con sus jugadores clave, como Griezzman o Mbappé, hasta ese momento decisivo, desaparecidos. Sin embargo, con el partido absolutamente controlado para Argentina, Scaloni se empeñó en meterle sal al partido quitando a Di María, hasta ese momento un calvario para la defensa gala y sacar un defensa como Acuña en el minuto 64 y el equipo albiceleste se empezó a desinflar.

Mbappé, héroe francés con un “hat-trick”, se quedó sin premio a pesar de su gran partido

Sin la posibilidad de meterle miedo en el cuerpo, con Messi bastante lejos de la portería y sin apenas intervenir en el juego, Francia empezó a crecer y a tener, por fin, más presencia en el campo argentino. La clave de la recuperacion gala llegó unos minutos más tarde, en concreto en  el 71, cuando por fin Deschamps se dio cuenta del desastre que estaba siendo Theo Hernández y le sustituyó por Eduardo Camavinga y también dio entrada a Coman por el inoperante Griezzman.

A partir de ahí, y eso que Camavinga estaba en una posición absolutamente diferente a la suya, el joven jugador madridista empezó a generar superioridades y a entenderse a la perfección con Mbappé. Entonces se produjo el chispazo que hizo estallar la gran traca y encendió la final, llevándola a un desenlace inesperado.

En el minuto 79, Kolo Muani desnudó a Otamendi, le ganó la partida en el mano a mano y éste, además de agarrarle repetidamente, le derribó claramente cuando el francés se internaba solo en el área. Un penalti claro como el agua que Marciniak señaló y Mbappé ejecutó a la perfección para acortar distancias.

El golpe dejó completamente groggy a Argentina, que volvió a revivir viejos fantasmas del pasado, algunos no tan lejanos como el de Países Bajos en cuartos de final, y se desconectó del partido.

Hecho que aprovechó de inmediato Francia para adueñarse definitivamente del encuentro y protagonizar en apenas un minuto, la gran remontada mundialista. Sin apenas tiempo para reaccionar, Francia volvió a golpear apenas un minuto más tarde.

La salida de Camavinga revolucionó a Francia con su empuje y su desparpajo

Messi perdió un balón en la banda derechaante Coman, que aprovechó para ganar la línea de fondo y asistir al segundo palo. Allí apareció Mbappé para empalmar un voleón espectacular que batió a Martínez y desató la locura en Francia y el estado de desesperación en Argentina.

Con 10 minutos por delante (que fueron 18 con el añadido), Francia puso a la albiceleste contra las cuerdas. Con los jugadores argentinos deambulando sonados por el campo, culminar la gran remontada se convirtió en una realidad pero no pudo ser. 

Y no fue por falta de oportunidades. En el 90, Mbappé protagonizó un espectacular eslálom que no acabó en gol porque su balón tocó en un defensor cuando se colaba dentro. Y tres minutos más tarde era Camavinga quien probó a Martínez pero su disparo lo rechazó el meta con muchos apuros y Romero, con las rodillas evitó que Mbappé llegase a marcar, centrando a su portero.

Eso sí, cuando el partido se iba definitivamente a la prórroga, en la única vez que Messi estuvo cómodo en la segunda mitad, el rosarino se despachó un impresionante disparo desde la frontal que obligó a lucirse a Hugo Lloris, en una gran parada.

Una prórroga de infarto  

Tras la igualada, llegó la prórroga y entonces se produjo lo inesperado, aunque similar a lo que ya vivimos precisamente en el partido entre Argentina y Países Bajos. No sé si acusando el enorme esfuerzo de los últimos minutos o por decisión táctica de Deschamps pero el caso es que Francia perdió el protagonismo y se lo cedió a Argentina que, increíblemente, resurgió de sus cenizas.

Tchouameni fue uno de los pocos jugadores franceses que se salvaron de la debacle de los primeros 70 minutos

Francia dio un paso atrás y Argentina se volvió a adueñar del partido. Con las salidas al campo de Lautaro y de Paredes, por Julián Martínez y De Paul, Argentina encontró una profundidad que parecía perdida. Especialmente con el delantero del Inter, que falló dos oportunidades clarísimas de adelantar al equipo austral. La primera, en la que se plantó solo ante Lloris pero se durmió a la hora de armar la pierna y Upamecano le sacó el disparo y la segunda, más clara aún, casi acto seguido, pero remató muy mal de cabeza.

La segunda parte de la prórroga dio vida extra a los argentinos cuando a los tres minutos de la reanudación se encontró con el tercero, obra de Messi, que aprovechó casi en boca de gol un rechace de Lloris a disparo de Lautaro. Un gol revisado por el VAR por posible fuera de juego y que el sistema de detección automática de gol, también validó ya que Upamecano sacó el balón desde dentro de la portería.

Y cuando parecía todo encaminado para que Argentina ganase su tercera estrella, el partido dio otro inesperado giro de guión cuando Montiel cortó con el brazo dentro del área un disparo de Mbappé. Nuevo penalti que volvió a ejecutar con frialdad el propio Mbappé para llevar al partido a los lanzamientos desde los 11 metros.

Kolo Muani, el Salinas francés y los penaltis condenan a Francia

Eso sí, Francia tuvo tiempo para haber finiquitado la Final antes de llegar a los penaltis. La primera vez, con una nueva genialidad de Mbappé, que a punto estuvo de hacer el cuarto a falta de un minuto para llegar al final del tiempo extra con un centro-chut desde la izquerda al que no llegó por poco Kolo Muani y que se fue envenenando y a punto estuvo de entrar por la misma escuadra de la meta del “Dibu” Martínez.

La segunda, aún más clara, pasará a la historia negra de Francia de la misma forma que los españoles recordaremos siempre el fallo de Cardeñosa ante Brasil en 1978 o el de Julio Salinas ante Italia en 1994, porque ese error seguramente les costó el Mundial.

Messi no falló en la tanda de penaltis

Prácticamente en la última jugada del partido, Otamendi se tragó un balón largo desde la frontal y dejó completamente solo a Kolo Muani delante de Martínez. El francés encaró al meta argentino pero entre que éste se hizo enorme bajo los palos y que el delantero galo tiró “al muñeco”, el caso es que Francia se quedó con la miel en los labios y el partido llegó a su fin.

Entonces llegó la famosa “lotería de los penaltis”. Y ahí hay que decir que Francia estuvo tremendamente mal. Y no sólo desde el punto fatídico, al fallar dos de sus cuatro lanzamientos (anotaron Mbappé y Kolo Muani pero marraron Coman y Tchouameni). Es que Francia estuvo fatal también bajo los palos.

Lloris no atrapó ninguno de los cuatro disparos de Argentina, a pesar de que dos de ellos (Messi y Dybala) entraron por el centro de la meta. Anotaron también Paredes y Montiel y Argentina ganó el Mundial y Camavinga y Tchouameni se quedaron sin poder ganar el ansiado título.

Eso sí, su juventud y el talento y desparpajo ofrecidos durante todo el campeonato hacen presagiar que a ambos jugadores les espera una época maravillosa en el fútbol. De hecho, estoy más que convencido de que tanto Tchouameni, toda una realidad, como Camavinga ganarán muchos más títulos en el futuro, tanto con el Real Madrid como con su selección, con la que se han doctorado cum laude en este campeonato.

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