Baile de los Enamorados

París, ciudad del amor. Este 14 de febrero no ha sido excepción para los enamorados del fútbol. Esta noche han sido muchísimas las personas en todo el mundo que han tenido un baile con su pareja en una fecha especial, pero este Día de San Valentín ha tenido un ingrediente extra: la vuelta de la Champions League en forma de Octavos. El baile que hemos presenciado en el Parque de los Príncipes ha sido un vals. Una danza rápida y demasiado viva que en todo momento ha sido fuerte desde que se inició. Movimientos rápidos, precisos y con mucho, muchísimo ritmo. El París Saint-Germain ha deleitado a todo el mundo y ha tenido una actuación perfecta.

El PSG anunciaba su equipo titular una hora antes, como es costumbre por cuestión de protocolo y sorprendía la presencia del joven Presnel Kimpembe, quien tendría el compromiso de suplir al lesionado Thiago Silva. A pesar de su corta edad (21 años), el francés demostró una solidez tremenda y muchísimo carácter. Nadie en el Parque de los Príncipes notó la ausencia del defensa brasileño quien presenció a sus compañeros desde el palco. El plan le salió perfecto a Emery y Kimpembe terminó el encuentro con mucha alegría. Debut soñado para el chico.

En ataque, Julian Draxler dejaba fuera a Lucas Moura, quien había gozado de muchos minutos antes de la llegada del alemán en el mercado de invierno. A él, se le unían Cavani y Di María. El argentino ya mostraba sus ganas de hacer algo histórico hace unos días y afirmaba su deseo de eliminar al Barcelona para verse las caras con el Real Madrid en la final. El “Fideo” fue una auténtica pesadilla para los culés una vez más. Las sombras del pasado de sus actuaciones con la camiseta blanca cazaron de nuevo al equipo de Luis Enrique y no es para menos, todos conocemos la calidad de un Di María que ha salido inspiradísimo en su campo.

Baile de los Enamorados

Lo cierto es que la gesta del PSG viene siendo causa de un mediocampo que hoy ha barrido todas las zonas posibles del campo: Adrien Rabiot (21 años), Blaise Matuidi (29) y Marco Verratti (24). La labor de los tres ha sido responsable que hoy los aficionados del conjunto parisino hayan tenido una fiesta en su casa. Madurez, carácter, mucha actitud y solidez pueden ser los mejores atributos que se podrían encontrar hoy para describir lo que han hecho estos tres en una noche mágica. Cualquier amante del fútbol seguramente ha disfrutado de la calidad desplegada por el PSG el día de hoy. Ronaldo puede dar fe de ello, pues se le ha visto en el estadio llevando una bufanda del equipo francés. El brasileño no dejo pasar la oportunidad de pasársela bien en París.

El equipo de Unai Emery fue intenso desde el primer minuto. La idea de enfrentarse al Barcelona no hizo que les temblaran las piernas. La presión que ejercían en cada salida y cada posesión del equipo culé dio resultado y puso pronto al Barcelona entre la espada y la pared. Solo Ter Stegen evitó un marcador mucho más escandaloso. Di María puso el 1-0 en el 19’ con una tremenda ejecución de tiro libre para empezar el baile. Draxler, de gran partido, acelero el tempo y puso el 2-0.

La segunda mitad no perdió el compás y el equipo parisino siguió a su ritmo. La superioridad del PSG fue evidente y terminaron por asfixiar al Barcelona, que en ningún momento encontró explicación ni tuvo capacidad de reacción al asedio francés. Di María, con otra joya, marcaba el 3-0 y se adjudicaba un doblete. Si la cara de Luis Enrique ya decía mucho, Cavani termino por noquearle.

Meunier, refuerzo de verano para Emery, podría agregar a su currículo la noche de hoy como su mejor actuación a lo largo de su carrera. Estuvo en todas partes y fue de gran apoyo para sus compañeros, tanto en ataque como en defensa. El cuarto gol tiene su sello. Corría el minuto 70’ cuando el belga regatea a Neymar desde su posición y recorre hasta 60 metros para luego plantarse frente a Umtiti y asistir a Cavani para que el uruguayo sentenciara el encuentro.

En pocas palabras, todos han destacado en el cuadro francés. D10S no tuvo nada que hacer. Luis Suárez no tocó ni una. Ni siquiera Neymar, el más insistente de la MSN, pudo maquillar el desastre culé. Incluso Rakitic tuvo que salir en lugar de Iniesta para lograr un milagro que en ningún momento pareció posible. En Barcelona, el cielo se ha tornado gris y ha caído una enorme lluvia. No ha sido nada meteorológico, no. Ha sido el baño de Emery y del PSG. Uno muy, muy frío.

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